La posición inequívocamente situada frente al Gobierno de la cúpula de la Conferencia Episcopal es un hito más en una escalada de protestas contra medidas gubernamentales. La manifestación convocada para mañana por los sindicatos no tiene carácter antigubernamental, como es obvio, pero en La Moncloa y en la sede de la vicepresidencia económica están lejos de sentir entusiasmo por una marcha en las calles de la que podrían derivarse críticas a la política laboral y a la precaria situación del empleo en España. Por otro lado, no todos los ministros comparten, ni mucho menos, la conveniencia de que los sindicatos se lancen ahora a la calle para protestar, aunque sea de manera subliminal, contra la estrategia de la patronal, poco amiga de fomentar el diálogo social.
“Esto no puede convertirse nuevamente en un manifestódromo, como en la pasada legislatura”, comentó un miembro del Ejecutivo a este diario. Hablando a título particular, este miembro del Gobierno incluyó la misa del día 27 entre las “manifestaciones, concentraciones o paseos, llámense como se quieran” de distintos sectores sociales y profesionales: agricultores, internautas, militares (el próximo día 13)...Resulta obvia la preocupación del Gobierno ante la pérdida de popularidad que muestran los últimos sondeos.
Zapatero tiene pensado concluir el año con una conferencia de prensa -como viene haciendo cada vez que concluye un período parlamentario- en la que, al tiempo, abrirá la presidencia española de la UE, donde confía en recuperar algo de la aceptación ciudadana perdida. No será, advierten algunas fuentes, una comparecencia autocrítica -eso iría contra el estilo de ZP-, pero tampoco excesivamente satisfecha; en ese sentido, medios socialistas admiten que acaso el ‘resumen económico de 2009’ que ZP hizo este jueves fue ‘excesivamente optimista’.