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La consulta, síntoma de un malestar

lunes 26 de abril de 2010, 00:26h

La prensa y las tertulias de Madrid descalificarán hoy la llamada consulta soberanista celebrada en 212 municipios de Cataluña con argumentos como "una fantochada", "un sainete", "una broma" o "un divertimento". Ya pueden ustedes ir diciendo lo que quieran. Al margen de la alegalidad o no de la consulta, de su no valor vinculante, hay un detalle que no se debe escapar a nadie. No es ningún divertimento, sino reflejo de un estado de ánimo. Y no precisamente de comodidad en el régimen de conllevancia con España en el más estricto sentido orteguiano.
En puridad democrática se alegará, no sin razón, que un 20 por ciento de participación es un fracaso. Quizás sí. Ya escribí con motivo de la segunda consulta -la del 28 de febrero- que no convenía abusar de este tipo de seudoreferéndums porque el cansancio podía hacer mella en la ciudadanía y la sana intención con que se han montado acabaría siendo un descrédito para los convocantes.
Dicho esto, déjenme que eche un capote en favor de la consulta. Tiene un mérito indudable que unos aficionados - porque aquí no hay ni la maquinaria de los partidos ni la Junta electoral enviando a casa papeletas y documentación y organizando los colegios electorales-, consigan reunir a uno de cada cinco mayores de 16 años, inmigrantes incluidos, en esto que para muchos es un "divertimento". Pues váyanse con cuidado con menospreciar el resultado. Ya he dicho que el sí mayoritario, dentro de lo reducido de la consulta, es fruto de un estado de ánimo. Cuanto más exista la impresión de que a Cataluña se la tiene como un fiel vivero de votos socialistas en las elecciones generales, pase lo que pase en España, cuando de la no sentencia del Estatut se hace bandera para repartirse unos y otros votos por las Españas a costa de los catalanes, cuando se tiene la impresión de que aquí pagamos para que otros se compren ordenadores para las escuelas, todo esto crea el caldo de cultivo perfecto para los prestigitadores.
Cataluña seguramente no quiere ser independiente. Si algún día se nos da la opción de votar libremente seguramente no pasaría de un 25 ó un 30 por ciento el porcentaje de síes. Pero serían muchos votos, igualmente. Mucho el malestar. Mucho el personal agraviado que está hasta las narices de que se le insulte.
¿Cataluña insolidaria? ¿Cataluña encerrada en sí misma? No buscamos el aplauso ni el agradecimiento de nadie, simplemente pedimos respeto. Si lo del domingo ha sido una fantochada, un sainete o una broma, ¿porqué les preocupa tanto?

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