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Vulcano en acción

lunes 26 de abril de 2010, 00:42h

Islandia, ese país discreto y pequeño sin ejército, de tan sólo 320.000 habitantes, apartado al extremo septentrional de Europa, que empezó a dar que hablar al registrar la gran crisis financiera a fines del 2008 con la bancarrota de su sector bancario que al desmoronarse los mercados, quebró sin poder devolver los depósitos a sus clientes, muchos de ellos del Reino Unido y de los Países Bajos, vuelve ahora a adquirir protagonismo con la magna erupción del volcán que ha estado afectando a todo el continente europeo.
La nube de polvo y ceniza que está despidiendo provocó la cancelación de
miles de vuelos y el cierre de la mayoría de aeropuertos europeos creando el caos en el transporte aéreo. Ha colapsado acontecimientos como el funeral en Cracovia del fallecido presidente de Polonia, Lech Kaczynski, el funcionamiento de los organismos europeos, intercambios de negocios, el transporte cargo de mercancías, viajes de turismo, dejando bloqueadas a miles de personas.
Desde el auge de la aviación comercial a todos nos parece lo más normal tomar el avión y nos hemos acostumbrado a cubrir largas distancias en tiempos cortos. También han contribuido a ello en el sector del turismo las compañías de low-cost.
Parece inconcebible no poder contar con ese medio como está ahora sucediendo. El recurso a los medios de transporte terrestre o marítimo para muchos es algo ya caduco en los viajes largos. Nuestras agendas, tanto para el trabajo como para el ocio, hacen que el tiempo apremie y ya no se puede emplear el tiempo que dedicaban nuestros antepasados cuando se trataba de recorrer España o Europa.
¿Cuánto tardaba Carlos V, I de España, en viajar de Madrid a Gante en Flandes? ¿O cuánto tiempo le costaba a un andaluz asentado en Cataluña ir de vacaciones a su tierra con los vetustos trenes que cubrían todo de hollín?
Si la tremenda erupción del volcán bajo el glaciar Eyjafjallajokull que cubre el cielo de Europa hubiera acontecido en tiempos de Homero seguramente se habría imputado el fenómeno a una querella entre Vulcano, el dios de los avernos, y Zeus o algún otro dios del Olimpo.
En nuestra era pretendemos dominar el espacio, descubrir el universo, hemos ido a la Luna, pero en nuestro pequeño planeta Tierra seguimos sometidos a las fuerzas incontrolables de la naturaleza: volcanes, terremotos, tsunamis, huracanes que se vienen produciendo repetidamente y que no podemos dominar.
¿No nos hace rememorar esta erupción la catástrofe de Pompeya? Y no deja de hacernos pensar en la cantidad de volcanes en actividad que tenemos en nuestro entorno, el Vesubio, el Etna, el Teide... que en cualquier momento pueden entrar en activación. ¡Es impresionante ver como desciende la lava hacia el mar en la isla de Stromboli y cómo sus habitantes conllevan la situación!
La Nasa ya advierte que ésta puede ser el preludio de una mucho más grave en el vecino volcán Katla, que provocaría una gran contaminación del espacio aéreo europeo que podría durar mucho tiempo.
Y ahora empezarán a barajarse todas las hipótesis sobre si se verá afectado el medio ambiente o si puede suponer un riesgo para la salud. Y los políticos empezarán a pontificar y a negar posibles riesgos, como ya ha aseverado nuestra ministra de Sanidad: “Las partículas se encuentran a 18.000 metros de altura y continuarán suspendidas en el aire. El riesgo para la salud es inexistente, salvo que se posaran en el suelo, lo que no es previsible”. Dixit. ¿A dónde irán entonces?

Mina Pedrós
Coordinadora de Espai Ateneu

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