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El 'cordón sanitario' se vuelve contra ZP

El 'cordón sanitario' se vuelve contra ZP

martes 13 de julio de 2010, 14:48h

Nunca antes el Gobierno, y su presidente, han estado más solos que ahora en el Parlamento: Zapatero afronta el debate sobre el estado de la Nación con un enorme desgaste político y personal y con una soledad que presagia que el famoso 'cordón sanitario' que él mismo impulsó contra el PP se le ha vuelto en contra. No va a recibir elogios de nadie, pero sí va a escuchar aceradas críticas desde la izquierda real y la derecha. Se le van a recordar sus incumplimientos de palabra y se le va a exigir que gobierne con energía o que convoque elecciones generales, pero no que por intereses partidistas siga sumiendo al país en el caos económico e institucional.

Por primera vez en muchos años, en este debate se va a introducir también un elemento de distorsión para el Grupo Socialista: los diputados del PSC están divididos sobre un apoyo incondicional al Grupo después de la sentencia del Estatut. El buen hacer del diputado por Barcelona Daniel Fernández es capaz de parar cualquier rebelión, pero las críticas de fondo se mantienen y el PSC supone ya de hecho un problema añadido para el presidente del Gobierno.

Dice el Gobierno que Zapatero va a salir con "la mano tendida", pidiendo pactos y exigiendo corresponsabilidades -algo realmente curioso-. Pero lo tiene francamente difícil, porque los grupos -desde luego, el PP- le van a recordar uno por uno sus incumplimientos de palabra y le van a exigir que explique por qué en los últimos doce meses ha hecho exactamente lo contrario de lo que prometió en el anterior Debate de política general, el 12 de mayo de 2009. Así lo ha confirmado, por ejemplo, la portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, que ha caldeado el debate afirmando que Zapatero es "el presidente de menos credibilidad de la historia de la democracia" y que "debe explicar lo que nos espera a partir de ahora, qué es lo que nos queda por ver".

No son sólo declaraciones más o menos altisonantes lo que tendrá que oír el presidente. Mariano Rajoy tiene en sus manos centenares de fichas que le ha preparado su grupo parlamentario, y entre las mismas están, naturalmente, el análisis de los incumplimientos de Zapatero en el último año. Por ejemplo, la famosa ley de Economía Sostenible, el Bálsamo zapateriano de Fierabrás y que actualmente languidece en el Congreso.

Pero, aunque importante, la LES no es el único gran incumplimiento de ZP: hay otras cinco leyes que Zapatero se sacó de la chistera en ese discurso de mayo de 2009 y de las que no se ha vuelto a saber nada más, como la ley de Enjuiciamiento criminal para que instruyan los fiscales y reformar el proceso penal -una vieja idea del ex ministro de Justicia Fernández Bermejo-; la nueva regulación de competencias de órganos judiciales, eliminando duplicidades y dilaciones innecesarias y otras medidas en materia judicial; la reforma del Registro Civil; la ley libertad de conciencia y libertad religiosa, o la Ley integral de igualdad de trato.

Frente a los incumplimientos, la derecha (Rajoy), pero también la izquierda (Llamazares, Herrera, Ridao, Jorquera…) y, desde luego, Rosa Díez, le van a arrojar a la cara su 'despiste ideológico', su falta de sinceridad política, su política de engaños o su falta personal de capacidad y de liderazgo para sacarnos del embrollo en el que nos ha metido, palabras todas ellas que forman parte del vocabulario popular.

Le van a achacar sus pensionazos y tijeretazos, pero también Llamazares no dejará pasar la ocasión de reprocharle su 'regresiva' y lesiva política fiscal, a lo que Ridao añadirá el recorte del Estatut que ha supuesto la sentencia del Tribunal Constitucional. Un punto en el que Durán i Lleida, de CiU, también incidirá, aunque más tangencialmente, porque Durán mantiene la vista puesta en una situación económica que el actual gobierno no es capaz de afrontar con éxito, pese a la propaganda de la fontanería monclovita.

Tampoco el PNV se destaca como un apoyo para Zapatero. La entrevista entre Íñigo Urkullu y Rajoy la pasada semana no forjó un pacto entre ambos, es cierto, pero tiene otro valor: que los nacionalistas vascos no cierren acuerdos con el PSOE si no están garantizados al cien por cien. Es decir, que pocos confían ya en la palabra de Zapatero. De hecho, para el portavoz peneuvista, Josu Erkoreka, la "falta de credibilidad” y la “desconfianza” son el "negativo balance político que puede presentar el Gobierno de Rodríguez Zapatero". Así afronta Erkoreka este debate: "La inacción, la ausencia de decisiones en momentos claves o el uso y el abuso de la geometría variable a costa de una mayoría estable han marcado esta etapa” de Zapatero.

Así las cosas, el presidente sólo podrá contar con alguna palabra dulce de Coalición Canaria -si promete algo concreto para que Canarias alivie, aunque sea mínimamente, su situación económica, que empieza a ser insostenible en unas islas donde la presión social aumenta- y de UPN, cogido por su propia debilidad en el gobierno regional de Navarra, donde el PSOE podría acabar de un plumazo con Sanz.

Ante tamaña soledad, la vicepresidenta De la Vega y el portavoz parlamentario Alonso han quemado este martes sus últimos cartuchos para preparar un debate más dulce para su jefe de filas. Pero parece que será en vano. De la Vega ha llegado a decir en su cadena amiga de radio que el Ejecutivo afronta el Debate sobre el estado de la Nación como la "oportunidad" para fraguar "consensos ineludibles y necesarios" con el objeto de dar el "impulso definitivo" y salir del "túnel de la crisis". Es decir, ha presentado a Zapatero como el del 'gran talante' para fraguar grandes consensos que nos saquen de la crisis, y ha pedido corresponsabilidad a todos los grupos. Pero ya no vale.

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