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Atmósfera otoñal

Atmósfera otoñal

jueves 15 de julio de 2010, 17:14h

No sé si es coincidencia o no que mis primeras palabras en este rincón digital convivan en el tiempo con el Debate sobre el Estado de la Nación. Probablemente no. Tampoco sé si es políticamente correcto admitir públicamente que, año tras año, la sesión plenaria más importante de todo el período de sesiones, me despierta progresivamente un menor interés.

Y tampoco sé si debería empezar a preocuparme cuando compruebo que mi percepción sintoniza con la valoración que del mismo realiza alguien que ha reconocido que ni tan siquiera lo vió. Según José María Fidalgo -permítanme que lo reproduzca con un cierto margen de interpretación- Josep Antoni Duran i Lleida se va paseando con la caja de herramientas mientras el propietario de la finca (Zapatero) le dice a quien pretende hacerse cargo de ella (Rajoy): quizás tengas razón y debamos colocar aquí una zanja. Pues no sé, ¡que la coloque tu madre!  

Algo así está pasando en nuestra querida España. En plena efervescencia por la victoria en Sudáfrica y tras la salida del armario de millones de banderas rojigualdas, que los incansables trabajadores chinos ya se han encargado de poner a nuestra disposición a módicos precios, el clima de buen rollito se rompió y volvemos a empezar.  

De todas maneras, no es para menos, porque el panorama que tenemos es francamente desolador. Creo que Mariano Rajoy se mostró contundente pidiendo elecciones anticipadas y poniendo sobre la mesa las numerosas incongruencias y contradicciones en las que ha incurrido José Luís Rodríguez Zapatero en un breve espacio de tiempo. El rostro del Ministro de Trabajo se iba tornando beige, como su traje. Estuvo acertado también el líder de la oposición al recordarle al Presidente que la confianza, una vez perdida, es francamente difícil de recuperar, así como la autoridad. Porque cuando no tienes ninguna fe en quien te pueda guiar para seguir por la senda próspera, las desbandadas y los atajos se multiplican.  

Aunque en este sentido, el Presidente del Gobierno ya dejó bien claro que iba a seguir “cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”. Presten atención al pronombre, porque es bastante revelador. Se mostró manifiestamente enojado y al verse acorralado acusó a Mariano Rajoy de descalificarle al tiempo que le culpabilizaba de todo el proceso estatutarioy sus consecuencias.  

Pero apareció Durán i Lleida y tras una injusta, en mi opinión, alusión a la Constitución como algo ya inservible y “finiquitado el espíritu de la transición”, acusó tanto al PSOE como al PP de hacer crecer el sentimiento independentista y de indignación con algunas de sus actitudes. Se olvida Don Josep Antoni en este punto que no es menos cierto que la principal confusión en mi querida tierra la han creado los propios partidos catalanes, los más nacionalistas y los menos, donde la ambigüedad ha sido su bandera durante mucho tiempo. Y el Sr. Durán i Lleida, a quien le tengo simpatía personal, lo sabe. Vaya si lo sabe.  

De la misma manera que todos saben que el tiempo y su manejo en política es fundamental. Y el otoño vendrá frío y las mantas, con incómodos agujeros.

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