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La caja digital y el receptor superheterodino

La caja digital y el receptor superheterodino

jueves 14 de octubre de 2010, 00:11h
Mi vecino, que nunca ve la tele, me ha dicho que desde hace unos días se puede sintonizar  un nuevo canal temático dedicado a los deportes.  Mi prima, que sólo tiene ojos para  los documentales de La 2, está enganchada a una emisora  de música con tres consonantes; tengo una amiga, que se pasa las 24 horas leyendo a los clásicos,  que se ha grabado en su disco multimedia aquella serie que tanto nos gustó  de chiguitos y que ahora se repite en el canal que está detrás del 12. Un crítico televisivo dice haber renunciado a perder el tiempo frente a una pantalla, mientras cada día habla de lo mejor y lo peor de la programación.  En la reunión de vecinos se ha decidido volver a pasar una “derrama” para que los antenistas, por tercera vez, nos pongan no se qué modulador que amplia no se qué señal, que permite que el mux digital codifique la nueva frecuencia para que se vean otros 8 programas en casa. Mi tío el ingeniero, enganchado a la radio, no quita el ojo de los partidos de futbol que ya puede ver en alta definición.

Nadie reconoce ver  la tele;  nadie quiere confesar que, en plena depresión económica, se ha gastado 500 euros en un  aparato de esos FULL HD, LCD, HDMI, JK y así hasta agotar todo el abecedario.  Pero está claro: nos gusta. Disfrutamos viendo  noticias, deportes, música, series, programas de cotilleo, películas o incluso, en ocasiones, documentales de La 2, a pesar de que  ese aparato es la diana en la que todo el mundo se ceba. Tele, tele, tele… ¡qué gran invento!

La televisión en España ha experimentado un radical cambio en sólo dos años. La llegada de la TDT, ya por fin generalizada, ha sentado las bases para un futuro que está por venir. Hay crisis, sí, pero es este un sector que crea empleo y actividad. Da trabajo a los miles de profesionales que de él viven y compañía, información y contenido a los millones de espectadores que  la encienden cada día. A ella la debemos mucho. No hubiéramos participado en los cambios históricos de los últimos 20 años en el mundo sin la tele, o al menos no hubiéramos sido espectadores de primera. Ahora en la caja digital cabe todo. Decenas de canales para uso y disfrute. Cabe también de forma regulada la información y la programación local y autonómica de Castilla y León después de tantos años rozando la marginación alegal. Por caber, en el espectro digital vuelven a entrar las brujas y los teléfonos de contacto cuando ya creíamos haber desterrado  las teles piratas de nuestras vidas.

Es verdad que algunos de los canales que llaman a la puerta de plasma sólo entran en casa si pagas antes, y es seguro que algunos de los que ahora vemos libres de cuota no podrán aguantar mucho tiempo si no es pidiendo un esfuerzo económico al espectador; pero la tele tiene futuro. No se engañe. La tele se ve. La vemos todos, es parte de nuestra vida, es un gran invento y de tonta nada tiene. Aprendamos a usarla. Otro día tendrá que ser cuando hablemos del receptor superheterodino.

José Manuel Negro. Periodista.
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