Ciudadanos de Cataluña -y así les denomino, dado que cualquiera que visite su web verá que, de 'Ciutadans', nada, sino que la dirección es ciudadanos-cs.org- sigue con la tendencia de desnudar para denunciar, con la demagogia habitual en formaciones de su perfil, lo que ellos consideran abusos de la partitocracia al uso. Y, también, sin que sea un fenómeno inherente, los del nacionalismo (catalán, por supuesto).
Si en la presentación de la formación fue su líder, Alberto Rivera, quien se despelotó, ahora, cual película de destape setentera, aparece una ristra de ciudadanos y ciudadanas (nunca mejor dicho, cabe suponer) desnudos para quejarse de ciertas cosas que, según el grupúsculo, no funcionan en Cataluña. Sin que sus sinrazones estén intrínsecamente ligadas a esta medida llamémosle poco pudorosa, claro.
Pero lo más significativo es que, al final del vídeo -y, todo sea dicho, sin mostrar nada más, a efectos punibles, de lo que pudiera enseñar cualquier menor en una playa-, aparece un ciudadanito de seis o siete años como Dios lo trajo al mundo. Claro, ya sabemos que las formaciones que tienden al populismo se caracterizan también por pasarse por el forro la legislación vigente, aunque sea tensionándola hasta donde sus intereses llegan -que alguna simbiosis con las actitudes antisistema siempre tienen, no nos engañemos-.
Pero la misma ley que obliga a pixelar la cara de cualquier menor hijo de famosete -o no- se supone que también obliga a preservar la intimidad infantil de niños anónimos como el que sale en el vídeo de Ciudadanos de Cataluña. Por tanto, y teniendo en cuenta la máxima que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, Cs debiera ser imputada judicialmente por pervertir la imagen de un menor. Es así, ¿no?.
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