Qué razón tenía Rodríguez Zapatero cuando dijo después de la huelga general que era el momento de aproximarse más a los sindicatos. Nadie mejor así para el Ministerio de Trabajo que el Ministro de la Huelga General, que estuvo allí de ‘cuerpo presente’, entre UGT y CCOO, como se aprecia en la magnífica foto de Madridiario, intuimos que sin sospechar aún que sería el sucesor, ¿o quizá si? Solo él nos sacará de dudas. Valeriano Gómez se reunirá de inmediato, en cuanto tome posesión, con los agentes sociales con los que compartió manifestación e intentará que las aguas del ya escenificado descontento sindical vuelvan a su cauce.
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Leire Pajín asalta el hueco sanitario que deja Trini y De la Vega dice adiós con destino seguramente a algún alto cargo de Cooperación Internacional, su gran pasión. Adiós también de las grandes apuestas jóvenes de Zapatero, Aído y Corredor. Vivienda e Igualdad pasan a diluirse en otros ministerios para ahorrar en gasto, aunque, Zapatero ‘dixit’, “reduciendo ministerios no se reducen gastos”, aunque suponemos que sí energías. Si embargo, la pregunta es si este Gobierno, que venía muy tocado, ganará en eficacia con la reestructuración.
Pero en fin, esta columna se fijaba de inicio en el nuevo Ministro de Trabajo y con él cerramos. Zapatero es un ‘crack’: nombra ministro de Trabajo a un socialista de UGT que le hizo la huelga general, diciéndole “Así NO”. Y lo adorna: dijo que haría un cambio ministerial, el del ministro Corbacho, que se va a Cataluña para intentar ayudar en el posible desaguisado electoral y al final mueve una decena de piezas.
Insisto, no es improvisación, es pura estrategia, y ahora, con la ayuda del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, las mejores páginas de ‘El Príncipe’ de Maquiavelo se van a quedar en cuentos infantiles. ¡Y si no, al tiempo!
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