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Ejemplo auténtico

sábado 30 de octubre de 2010, 14:04h

No deja de sorprender la despedida que miles de personas han dispensado al sindicalista Marcelino Camacho. En una sociedad ansiosa de buenos referentes pero rehén del consumismo y la superficialidad, resulta que el viejo luchador por los derechos de los trabajadores representa hoy en día un ejemplo auténtico de valores y principios, más allá de su ideología. Mientras escribo este artículo recibo una llamada de un familiar que me dice: “ya sabes que yo he sido y soy franquista, pero siempre he admirado a Marcelino Camacho por su coherencia y porque de verdad luchaba por sus ideas y por los obreros”. La muerte del fundador de CCOO sirve para reflexionar sobre las pautas de conductas de los dirigentes de las organizaciones e instituciones, sean sindicales, políticas, empresariales, y emerge con inusitada fuerza la necesidad imperiosa de líderes íntegros con sus convicciones capaces de respetar los intereses generales en estos tiempos de crisis económica, con miles de personas en paro, y de crisis de valores existenciales.

Con frío y lluvia en Madrid, muchos han preferido acudir a la puerta de Alcalá y retrasar su salida en el puente de Todos los Santos, si es que se pueden permitir disfrutar de esos días de vacaciones. En medio de viejos comunistas que forman más parte del pasado histórico que del mundo virtual y globalizado actual, la sensación que transmitía el acto de homenaje rememoraba viejos tiempos aparcados en un lugar de la historia reciente de España y que algunos intentan despreciar porque les interesa que el devenir de los acontecimientos esté pivotando más sobre banalidades y basura televisiva que sobre actitudes de esfuerzo, de trabajo bien hecho con rigor, de formación y excelencia y de convivencia con respeto hacia las ideas de los demás pero defendiendo los propios argumentos con firmeza y solvencia. Ha contado Josefina, la mujer que siempre sostuvo al preso, al padre, al compañero, al enfermo, que las últimas palabras de Marcelino Camacho han sido: “cuando uno se cae tiene que levantarse inmediatamente y seguir adelante”. Mensaje póstumo a una vecina en su piso de toda la vida, viviendo de su pensión, austero y sin pretensiones de más comodidades, fiel a sus ideas y siempre pendiente de la radio y de las noticias.

Da igual que Marcelino Camacho fuera comunista, de lo que se trata es de que cale su ejemplo auténtico de coherencia personal, política, de principios y valores a seguir, y de trabajo sindicalista que permitió que la lucha obrera se convirtiera en un factor de construcción de la transición en paz y convivencia y en un elemento vertebrador de España. En su despedida, todos se lo han reconocido desde la Casa Real, al presidente del Gobierno, dirigentes del PP y otros partidos, organizaciones sociales y la mayoría de los ciudadanos. España necesita personas más que buenas como Marcelino Camacho.


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