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Veto a debatir sobre pensiones: se armó el belén

Rajoy a Zapatero: 'Esto es antidemocrático, es una decisión dictatorial'

Rajoy a Zapatero: "Esto es antidemocrático, es una decisión dictatorial"

Ridao acusó al presidente de estar bajo el mandato del Vaticano

miércoles 10 de noviembre de 2010, 10:00h
Calurosa, ardiente sesión de control al Gobierno a costa del veto del Ejecutivo a debatir sobre el ‘pensionazo’ y del parón al proyecto de Ley de Libertad Religiosa. Rajoy y Ridao, en pinza envolvente, han puesto frente a las cuerdas a Zapatero, lanzándole en el debate sus vetos “antidemocráticos” y “dictatoriales” y sus frenazos de leyes por imposición de la Santa Sede. Zapatero, visiblemente malhumorado abandonó la sesión de control sin esperar siquiera al debate que iban a tener seguidamente la portavoz popular y la vicepresidenta segunda del Gobierno.
       “Esto es antidemocrático, es una decisión dictatorial” que contiene evidentes tics de autoritarismo. Es lo que Mariano Rajoy le lanzó a la cara a Rodríguez Zapatero en un acalorado debate sobre el ‘pensionazo’ y las razones que han llevado al Gobierno a imponer un veto más para que una cuestión de tanta trascendencia se debata en el ‘tempo de la democracia’. Con ésta son 79 las veces que el Gobierno socialista ha vetado la discusión de una materia en sede parlamentaria. Rajoy ha entrado como un obús en un debate en el que Zapatero, a la defensiva y visiblemente enfadado le ha pedido “coherencia”.

    El veto a que se debata el ‘pensionazo’ -recorte a las pensiones para pagar los efectos de la crisis que han hecho los bancos- “es una arbitrariedad contra los derechos de los pensionistas y de los diputados”. Así inició Mariano Rajoy uno de los debates más incómodos para Zapatero en los últimos meses. El presidente estaba desencajado; se le notaba en la forma de expresarse, de responder, en sus gestos desencajados y en sus palabras a ratos trabadas.

    “No me hable de sensibilidad con los pensionistas”, le dijo en una primera respuesta, recordando a Rajoy que su Gobierno ha subido 8 veces más las pensiones que durante los ocho años del Gobierno de Aznar. Y le avisó también que el ‘pensionazo’ se hace porque “debemos cumplir nuestros requerimientos” con la Unión Europea y los organismos internacionales, que nos exigen reducir el déficit y equilibrar las cuentas.


“Una política que ha empobrecido a España”

    En ese momento, Rajoy actuó con una contundencia inusitada en él: para este debate es evidente que había hecho los deberes. “Usted ha hecho una política que ha empobrecido a España”, le arrojó como un guante, y, además, “impide que podamos debatir aquí [en el Parlamento] y votar”. Todo lo demás fue como una retahíla: Zapatero –según Rajoy- tiene el récord del paro, de los recortes sociales y de vetos a debatir en sede parlamentaria, con 79 vetos a otras tantas cuestiones, algo que no hicieron ni Felipe González ni José María Aznar. “Esto es antidemocrático y es una decisión dictatorial”, finalizó Rajoy.

    Zapatero estaba más desencajado que nunca. Respondió como ya viene siendo habitual: la renta per cápita de los españoles se ha incrementado con el Gobierno socialista, es superior a la media europea, su Gobierno ha hecho más por los pensionistas que todos los demás gobiernos de la democracia y sobre todo que Aznar, etcétera. “No va a poder ocultar su manifiesta incoherencia”, le dijo a Rajoy, para exigirle después que “sea coherente con sus planteamientos”.


De ‘dioses’ de ‘césares’

Lo cierto es que Zapatero ya llegó ‘calentito’ al debate con Rajoy, porque el interviniente anterior, el republicano catalanista Joan Ridao se había encargado de lograrlo. En su línea de laicismo total, Ridao se lanzó contra el Gobierno por la paralización de la Ley de Libertad Religiosa: “Quién le marca la política y las prioridades”, le dijo Ridao, “es la Santa Sede, es el Vaticano”.

Ridao criticó las palabras del Papa sobre la situación del laicismo en España y su símil con la etapa de la II República, pero se sintió más dolido por la falta de respuesta del Ejecutivo que preside Zapatero. Reconoció Ridao que somos un Estado aconfesional, pero “este Estado tiene una mantenida, que es la Iglesia Católica” gracias a la existencia de “un Concordato casi preconstitucional”. Ridao, en fin, pidió que se elimine la subvención del Estado a la Iglesia, cifrada en unos 6.000 millones de euros, según él.

Zapatero le respondió asegurando que la citada Ley es “conveniente, pero no urgente”, que “exige el mayor consenso político y social necesario”, que “no hay urgencia ni necesidad imperiosa” de meterse en ese lío, dado que en España no hay ningún tipo de discriminación en materia religiosa.

Luego se defendió afirmando que “este Gobierno no hace una política de entrega a la Iglesia Católica”, sino que respeta el artículo 16 de la Constitución, que es un artículo “equilibrado” con los intereses de la Iglesia y de la ciudadanía.


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