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Debate de programas y con confrontación

Debate de programas y con confrontación

lunes 22 de noviembre de 2010, 01:03h

El debate de anoche, único previsto en esta campaña, ofreció novedades respecto a ediciones anteriores. Por un lado, hubo más ritmo, con interrupciones y réplicas entre los seis candidatos sin tener que pasar ordenadamente por el cedazo del moderador. Y eso que era Josep Cuní, que a su gran profesionalidad une unas ganas inmensas de ocupar el espacio central del plató.

Para quienes censuraban que la campaña no ofreciera programas, anoche tuvieron programas, propuestas y aclaraciones. Por ejemplo, que Montilla abjura de todos y sólo gobernaría solo, que Puigcercós está dispuesto a seguir la senda de Mas en la reclamación del concierto económico siempre que el líder de CiU le siga, en caso de fracaso, en la convocatoria del referéndum independentista.

Hubo pasajes de consumo electoralista, como cuando Alicia Sánchez Camacho utilizó unos momentos el castellano para no ser menos que Albert Rivera, que entró así en la segunda parte del debate. El de Ciutadans consumió en castellano parte del minuto de gloria final, aquel en que el político se dirige directamente al pueblo mirándole a la cara para pedirle el voto. Bueno, lo de dirigirse a la cara es un decir en el caso de Montilla, que erró de cámara, siendo Mas el único que manifestó haberse aprendido la lección. Todos más o menos demostraron haberse preparado el debate y en concreto haber minutado y ensayado su turno final. Montilla, además, llevaba escritos sus dos últimos alegados.

Hubo lances y retos para desenmascarar al contrincante. Montilla inquirió a Mas que manifestara públicamente que no pediría el voto del PP y éste reclamó el beneficio de la duda de intentar gobernar solo si no alcanza la mayoría absoluta.

Se notaba que PP y Ciutadans comparten parte de su electorado, por eso se recriminaron políticas practicadas hasta ahora, y también quedó meridianamente claro que Sánchez Camacho y Montilla coinciden en descalificar la propuesta fiscal de CiU+ERC.

Montilla quiso poner en un aprieto el minuto final de Mas. Introdujo la oferta del debate a dos que no se ha llevado a cabo y Mas tuvo tiempo de soltar de corrido su argumentario memorizado para después coger el guante y responder al actual president. Su disposición a seguir el debate a dos, allí mismo y ya, a quien realmente descolocó fue a Cuní, que no sabía a quién mirar, si a la dirección de TV3 o a la Junta Electoral. Ahí se organizó un guirigai de patio de colegio con todos los candidatos diciendo la suya, cuando el debate debía haber acabado solemnemente y con Cuní dando las gracias a todos.

Por cierto, un detalle final que no es baladí. Ni uno solo de los candidatos cometió el error de citar a los ausentes, sean formaciones con posibilidades de entrar en el Parlament, sean "exóticos". La invisibilidad de todos estos, por mor de la aplicación de una normartiva electoral muy rígida que los deja sin voz incluso en los espacios gratuitos de televisión, se extendió al debate oficial.

Bienvenido sea este debate si ha servido para confrontar propuestas y que ese tercio de electores que aún no han decidido su voto hayan visto más luces para decantar el sentido final de su cita con las urnas el día 28.

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