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El Jurado Popular declara culpable de asesinato a la pareja acusada de matar a un sacerdote

El Jurado Popular declara culpable de asesinato a la pareja acusada de matar a un sacerdote

miércoles 22 de diciembre de 2010, 11:33h
El Jurado Popular ha declarado culpable a la pareja rumana, Marius N., de 33 años, y Ramona M., de 28 años, de un delito de asesinato y robo con violencia cometido en 2007 contra un sacerdote en Murcia, según han informado a Europa Press fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJRM).

   Tras horas de deliberación, el Jurado Popular del juicio celebrado la semana pasada en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia, tuvo en cuenta en la emisión del veredicto que ambos son culpables de un delito de asesinato. Ahora, la titular del la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, María Jover, tendrá que dictar sentencia.

   En sus conclusiones, el Fiscal, José María Esparza, mantuvo que Marius es el autor material del crimen y del robo, por lo que pide la pena de 25 años de prisión para él, mientras que considera a Ramona como la cooperadora necesaria del mismo, por lo que pide para ella 18 años y seis meses de cárcel, rebajando en seis años su petición inicial, al entender que había tenido un papel menos relevante en la ejecución del hecho.

   Por su parte, el abogado de la defensa de Ramona, Melencio Castaño, pidió la inocencia de su clienta, según ha declarado a Europa Press. Alternativamente, en el caso de que se le estimase responsable, el letrado solicitó que lo fuera en concepto de cómplice de los hechos, es decir, que hubiera actuado con actos secundarios, no decisivos, en la muerte del sacerdote y el robo que se produjo.

   Así, el abogado solicitó la libre absolución o, en caso de que se le estime responsable, la concurrencia de determinadas circunstancias modificativas, que son el miedo insuperable eximente, es decir, que tuvo tanto miedo que tenía su conciencia y voluntad completamente disminuida. Alternativamente, en caso de no estimarse esa circunstancia, el abogado planteó el miedo insuperable como atenuante, es decir, que actuó con miedo pero que no le anulase totalmente su conciencia y voluntad.

   De la misma forma, el abogado de la defensa pidió para Ramona el atenuante de confesión de los hechos como muy cualificada, lo que quiere decir que ella había confesado los hechos en el juicio de una forma tan detallada y contestando a todas las preguntas que había sido decisiva para el esclarecimiento de los hechos.

   En caso de no estimarse esta atenuante, el letrado pedía la atenuante de confesión no cualificada, que se produce cuando ella ha declarado en el juicio todos los hechos de forma detallada pero no han sido decisivos para el esclarecimiento de los hechos.

   Asimismo, el abogado solicitaba el atenuante de dilación indebida porque entendía que el procedimiento se había tardado demasiado en tramitar por causas ajenas a los acusados.

   Por su parte, el abogado de Marius, Fermín Guerreo, pidió la libre absolución de su cliente, según fuentes cercanas al caso consultadas por Europa Press.

DESARROLLO DE LA VISTA ORAL

   Durante la vista oral, Marius se acogió a su derecho a no declarar, y Ramona decidió cambiar la declaración que mantuvo estos últimos tres años y medio, en la que admitía su autoría en el crimen tras mantener una discusión con la víctima, y responsabilizó a su ex pareja, Marius N., de los martillazos asestados al cura, mientras que ella presenciaba los hechos, y ayudó a trasladar el cuerpo del sacerdote tras ser golpeado.

   En concreto, la acusada ha defendido que, desde el principio del proceso, ha mantenido la versión de los hechos que le había transmitido su ex pareja porque "sentía y siente miedo" por ella y por su familia, ya que Marius la ha amenazado "desde siempre" y mantenía esas amenazas en los 'vis a vis' de la cárcel e incluso por carta. Sin embargo, confesó que ha decidido cambiar su declaración porque no quiere ir a la cárcel ni pagar por algo que no ha hecho.

   En este sentido, el Ministerio Fiscal ha defendido desde el principio de la vista que la acusada "no fue capaz de asestar por si sola" los martillazos que provocaron la muerte de la víctima porque "posee una fuerza inferior" y no es capaz de golpear con esa "contundencia". Así, sostiene que la acusada tuvo que cometer el crimen ayudada por su entonces pareja sentimental, Marius.

    Los agentes de la Policía Científica que prestaron declaración en la segunda sesión de la vista oral reconocieron que los martillazos por los que falleció la víctima debieron ser asestados de forma "contundente" por una persona "muy fuerte", y que la cinta y la ropa con la que ataron el cuerpo estaban "muy apretadas y con especial ensañamiento".

   Por su parte, el médico del Instituto de Medicina Legal que examinó el cuerpo del sacerdote ha explicado que los dos primeros golpes que recibió el religioso en el recibidor de su casa fueron realizados por una persona diestra de una "gran fuerza física" situada enfrente suya, de forma "contundente, impactante y sorpresiva", y tan violentamente que "habrían bastado para causarle la muerte, sólo con dejarlo sin asistencia".

   En total, los médicos forenses que examinaron el cadáver encontraron hasta diez golpes en la cabeza, tres o cuatro de los cuales eran "mortales de necesidad" y uno de ellos, origen de la última herida, fue realizada con la víctima tendida en el suelo "con casi total seguridad", por el lugar en el que le impactó, en la zona de la nuca.

   En el caso de los dos primeros impactos, reconocen que el agresor o agresora actuó con factor sorpresa porque el cura "ve lo que se le viene encima, intenta defenderse con las manos pero no tuvo tiempo de quitarse". Prueba de ello, según el forense, son dos contusiones encontradas en la mano derecha del sacerdote, una de ellas entre los dedos, así como una uña rota, que el médico identificó como "heridas de defensa, no de lucha".

   Por la forma de las heridas, el forense interpreta que los golpes habían sido con un objeto "contundente" que se puede manejar manualmente, como un mazo, y que habían sido amortiguados por alguna superficie. Cuando apareció el martillo de enlosar bajo la cama de la habitación del cura, el médico consideró que es el arma "perfecta" para llevar a cabo este crimen.

HUELLAS DE PISADAS

   Funcionarios de la Comisaría General de Policía Nacional se encargaron de analizar en Madrid los reportajes fotográficos de las marcas de pisadas y huellas encontradas en la casa.

   En concreto, los agentes de la Comisaría de Policía Nacional de Murcia encontraron, tanto en el recibidor como en la habitación de la víctima, una huella correspondiente a un calzado de mujer de la talla 37 a 39, de una marca determinada. Además, otra huella fue encontrada sólo en el recibidor y era una marca "genérica" de un zapato.

   Los funcionarios de la Policía Científica, que comparecieron este viernes en la vista oral a través de videoconferencia, advirtieron que una de las huellas de pisadas dubitadas, coincidía en forma y tamaño con las que llevaba uno de los detenidos.

   Según fuentes consultadas por Europa Press cercanas a la investigación, la acusada Ramona M., reconoció en su primera declaración, tras ser detenida, que el modelo de zapato al que correspondía la huella identificada, era suyo. Asimismo, una amiga de la acusada reconoció que había ido a comprar con ella ese calzado a una tienda, por lo que la Policía pudo localizar y comparar el modelo exacto.

   Por el contrario, la otra huella "genérica" encontrada en la casa es "muy pequeña" y podría haber sido producida "por cualquier instrumento" y no corresponde necesariamente a unos zapatos, según la Policía Científica.
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