Las trampas de Batasuna

La madurez de la sociedad española, el dolor por la guadaña terrorista que ha segado casi mil vidas humanas y ha mutilado a otras muchas familias en medio siglo, las trampas sucesivas de las treguas-trampa y de los lobos disfrazados de corderos no se merecen una nueva burla de los batasunos, que hoy intentan, de nuevo, legalizar su mafia en el registro del Ministerio del Interior.

¿Qué más quisiesen los españoles bien nacidos que ETA desapareciese y que los partidos de extrema observancia abertzale se integrasen en un proyecto de paz y de convivencia?. ¿Quién no apuesta porque las ideas independentistas o soberanistas tengan su foro de palabras en libertad, una vez que hayan condenado la violencia del pasado y entregado las armas?

Doctores tiene la Justicia y estrategas tiene la política democrática, cuyo criterio es muy respetable. Pero también el pueblo tiene derecho a adoptar su posición, porque el pueblo es la fuente de la soberanía en la España de todos… Y lo que tiene muy claro cualquier persona con sentido común, aunque no haya cursado el primer curso de Derecho, es que la nueva propuesta de los pro-etarras tiene gato encerrado. Y un gato con las zarpas de plomo y de sangre, que ahora se disfraza con piel de cordero amable y bienintencionado.

Son los mismos de siempre (los Erkizia, Iruin, Etxebarría, etcétera) los que ahora se presentan como profetas de la paz y como apóstoles de la convivencia en libertad. Esta película tramposa la hemos visto muchas veces. Esta escena de falsos arrepentimientos y de promesas vanas forma parte de una macabra escenografía aburrida y reiterada.

Es cierto que hay que ser generosos cuando las intenciones de paz sean sinceras, porque arrepentidos los quiere Dios… Pero éste no es el caso. Lo que quiere Batasuna es colarse en las instituciones democráticas a base de mentiras. Es falso lo que dicen de que proponen es un nuevo partido democrático, con estatutos respetuosos para la libertad. Son, amigos, los mismos perros de siempre con distintos collares. Los mafiosos que brindan con champán cuando los socios etarras asesinan, los que han mandado al exilio a miles de empresarios vascos, los que celebran el chantaje o el tiro en la nuca como fórmulas para consolidar los cimientos de la patria vasca. Son unos mafiosos y unos amorales. Y ojalá tengamos que decir todo lo contrario el día en que las armas de ETA, los arsenales de ETA, sean puestos a disposición de la Justicia, y los asesinos vayan a la cárcel, y comience de verdad un tiempo nuevo. Pero, de momento, más de lo mismo, y otro intento, otro más, de burlar la democracia por la vía de la mentira.

Luis del Olmo. Periodista.