Pues va a ser que sí

Será el sábado día 9, en el Kursaal de San Sebastián, donde Bildu (Izquierda abertzale, EA y Alternatiba) presentará a la opinión pública a sus candidatos a las diferentes instituciones forales y municipales. Puesta de largo como remate a una maratón de reuniones donde más que de programa se ha discutido de la composición de las listas. Cosas de la política y de sus creados intereses.  Alternatiba, escisión de la Ezker Batua de Javier Madrazo, acoge más letras en su denominación que militantes. Su presencia en esta sopa vasca pretende algo de poder (y dinero) para hacer posible su fortalecimiento en una comunidad donde lo que sobran son opciones de partido y falta una buena dosis de sentido común. Gipuzkoa es el territorio dónde los chicos y chicas de Oskar Matute (ex parlamentario vasco por EB y hoy portavoz de Alternatiba) quieren obtener un buen rédito. Aspiran a un concejal en el ayuntamiento de San Sebastián y a dos junteros en el parlamento foral. Una pretensión vista como excesiva por la izquierda abertzale. Ya veremos cómo termina este capítulo. EA sabe que es ésta una oportunidad de oro para sumar en aras de un bloque claramente independentista que colmaría las indisimuladas satisfacciones de un Carlos Garaikoetxea que quiere situarse en el mismo pedestal que en su día acogió a Telesforo Monzón, fundador, junto a otros, de Herri Batasuna. Garaikoetxea sueña con pasar así a la pequeña historia de este minúsculo territorio conocido como Euskadi y que tantos dolores de cabeza provoca en los inquilinos de la Moncloa. Gipuzkoa es la provincia donde EA pretende obtener una mayor implantación para disputar, junto a la izquierda abertzale, el liderazgo al PNV y al PSE como primera fuerza política. Es su gran ocasión, tras el fallo del Tribunal Supremo y el surgimiento de Bildu, para no caer devorada; de momento. Para la izquierda abertzale la presencia en estas elecciones, cobijada en esa plataforma electoral llamada Bildu, es vital. Es su gran apuesta para el presente, pero sobre todo para el futuro. En esta ocasión no ha tenido otro remedio que mercadear con EA y Alternatiba con el fin de obtener actas de junteros y concejales suficientes para lograr que la política vasca, tan curvilínea como impredecible, gire a su compás. Pretender ser agorero, con la ayuda de las matemáticas, y extrapolar los resultados de hace cuatro años sería banal y, si me apuran, de poco inteligentes. El mapa de entonces, el tempo político, el proceso de paz y las alianzas que se han sucedido desde entonces (PSOE y PNV en el Congreso, por ejemplo) no aconseja ponerse el hábito de predicador y especular quién estará con quien después de mayo. Sin pretender ser de los aficionados a situaciones provocativas flaco favor nos hizo el TS dejando fuera a Sortu. Euskadi necesita cuanto antes clarificar el enmarañado paisaje y, en este sentido, bienvenida sea la presencia de Bildu.