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Entre el Cid y Robin Hood

miércoles 08 de junio de 2011, 08:18h
    Hubo un tiempo de España, allá por el tardofranquismo, en que ser europeo era sinónimo de ser demñocrata, progresista, audaz, abierto al mundo, etcétera. La vieja España, arrinconada en el extremo sur del continente, allá cuando África comenzaba en los Pirineos, aguantó humillaciones y fuimos los barrenderos del progreso alemán o las niñeras del “baby boom” de Bélgica o de Holanda.     Ahora, la Europa de nuestros amores nos mira de tú a tú, y nos exige cuentas. Ayer mismo nos planteaba una reducción del déficit de las comunidades autónomas, instituciones en que se dan todo tipo de derroches y de disparates. La mayoría de las autonomías se han saltado a la torera las limitaciones del déficit público, han ampliado la nómina de asesores y de “enchufados”, y en algunas de ellas, donde se está produciendo el cambio de signo político, se vive una dramática y pintoresca semana en que unos hacen las maletas y otros llegan, triunfales, a ocupar los despachos. Es una vieja historia de España la vieja, el galdosiano espectáculo de los cesantes y de los aspirantes.     Pero lo cierto (y que reflexionen sobre ello la derecha, la izquierda, el centro, los nacionalistas y quien sea) es que se nos va la pólvora en salvas, los dineros de la supervivencia en burocracias estériles, y que hay comunidades que tienen embajadas en el extranjero cuando a sus ciudadanos más desprotegidos se les ha agotado el salario social, que es el mínimo de la supervivencia.      Y, mientras todo esto sucede, y los políticos salientes trituran los documentos comprometedores, y algunos de los entrantes adoptan el papel del Cid Campeador o de Robin Hood, una persona tan sensata como Durán i Lleida plantea una reforma del sistema sanitario porque, tal como está planteado, con desigualdades y riesgos de colapso financiero, es insostenible. Un infarto o una apendicitis o una rotura de menisco son iguales para quienes la padecen. Sin embargo, en España hay territorios en que el corazón o el aparato digestivo o los huesos tienen mejor fortuna, según donde se ponga malo el españolito; el españolito paciente y cotizante.      Y una última reflexión, abriendo las ventanas más allá de nuestras fronteras. El exPrimer ministro de Islandia, el conservador Gir Harde, afronta desde hoy un juicio en el que está acusado de negligencia grave por ocultar ante sus conciudadanos la crisis que se nos venía encima.      El mundo es un cesto de cerezas. Y en ese cesto se encuentran el despilfarro español, la sanidad incontrolada, y el coraje democrático de llevar a un político (islandés, en este caso) ante los tribunales por no haber hecho caso a la inminencia y a la evidencia de la crisis. Algún día, en España, ¿procesarán a algún político por haber ocultado la realidad, o más directamente: por haber mentido? > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo:
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