www.diariocritico.com

MODAS INFAMESCurrículum Vitae

martes 26 de julio de 2011, 12:05h
Hace  ya algún tiempo, con ocasión de   la  asistencia a un  congreso, me vi obligado  a reducir  a 100 palabras  -apenas 10 líneas- mi currículum profesional. La elaboración  de esa especie de  “abstract” de  toda una vida profesional, además de un   sano ejercicio  de  síntesis  para uno que ya peina  canas es, sobre todo, una  tarea de humildad. Bien visto,  todo o casi todo  es susceptible de poder abreviarse un poco más. Otros, sin embargo,  piensan y hacen justamente lo  contrario, a tenor  de las informaciones que por aquí  y por allá  he visto  reflejadas acerca de las vidas profesionales que alguno de nuestros   políticos se atribuyen a sí mismos. Engordan sus currículos otorgándose titulaciones  que no poseen. Unas veces,  porque  aseguran haber terminado  ciertos estudios cuando se conoce fehacientemente  que no ha sido así. Otras, inventándose titulaciones  inexistentes y, en un tercer caso, creando facultades  nuevas  en universidades  antiguas. Todos, de uno u otro modo, falsean una realidad académica de la que, al parecer, carecen, pero que se  resisten a reconocer  públicamente. Hay también, por otra parte, ciudadanos  que se ven obligados a  realizar varias versiones  de su  currículum, adelgazándolo  o  engordándolo a modo de acordeón, en función  del  puesto  al que aspiren  en esta época de vacas flacas que nos ha traído la crisis  económica. En el primer caso, muchos  desempleados  reducen sus méritos  tanto profesionales como académicos, cuando deciden optar a un puesto de trabajo  para el que, a priori, no se necesita una formación tan extensa como  la que el  aspirante  posee y, sin dudarlo un instante, se  resta  méritos, títulos y  experiencia profesional  para   no provocar el rechazo  de los  departamentos de  recursos  humanos  que, al parecer,   de entrada no admiten  que para un puesto  de trabajo mileurista  haya que colocar  allí a un licenciado  o a un  doctor  que, en la primera  ocasión que tenga,  lo  va a abandonar  legítimamente  por otro  puesto más cualificado.       Por último, hay un cuarto grupo de   personas  que, viéndose con méritos   suficientes, pero sin  la  necesaria  experiencia profesional  como  se presume que habría que tener  para aspirar  a un puesto determinado, adornan su  experiencia  con   la ocupación de  cargos en  empresas  u organizaciones -generalmente    poco conocidas o situadas en el extranjero- que  muchas veces  son, incluso,     inexistentes. Si Freud levantara la cabeza  vería cuántos y qué diversos complejos ha producido  esta sociedad de falsas apariencias en donde  se prima más el parecer que el ser, la imagen que la identidad. Porque  quien falsea su currículum, se encuentra en una de estas dos  tesituras:    o  no  está muy conforme consigo mismo, o  su grado de desesperación  es  de tal  calibre que  está dispuesto a  vivir en la esquizofrenia   constante  hasta  que un día se descubra su  mentira   con las  consecuencias inevitables  que uno puede suponer. Pero, hasta entonces, como  dijo en Eurovisión  2011 nuestra  fracasada  representante, que me quiten lo bailao.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios