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OPINIÓN/Víctor Gijón

La derecha y la 'guerra de banderas'

La derecha y la 'guerra de banderas'

miércoles 03 de octubre de 2007, 10:02h
Las armas las carga el diablo. Por ejemplo, con la intolerancia y por estupidez. Pues bien, intolerancia, estupidez y falso patriotismo es la combinación letal que en el pasado tuvo gravísimas consecuencias para nuestra país y que la derecha está dispuesta a reeditar con su 'guerra de banderas'.
No llevó la bandera de España en parte alguna. Pero tampoco la de Cantabria o cualesquiera otra simbología identitaria o ideológica. Admito que otros lo hagan y no me causa especial preocupación que proliferen pulseras, camisas, corbatas y hasta tarjetas de crédito con la enseña nacional. Cada uno es muy libre de adornarse o disfrazarse como quiera y de lo que quiera. Pero exijo la misma tolerancia para quienes se adornan con otras enseñas o simplemente se declaran agnósticos en la materia.

El PP, sin embargo, se ha empeñado en ponernos a todos los españoles a desfilar con la bandera al frente y cantando el himno nacional. Ya ironizaba Georges Brassens, en versión española de Paco Ibáñez, que no “hay mayor pecado que el de no seguir al abanderado”. El cantante y poeta francés, ojo en un país donde la bandera y su himno, La Marsellesa, tienen la consideración y el entronque que difícilmente lograremos jamás en España --cuestión de origen e historia--; escribió lo siguiente en 'La mala reputación': “Cuando la fiesta nacional / Yo me quedo en la cama igual, / Que la música militar / Nunca me supo levantar. / No, a la gente no gusta que / Uno tenga su propia fe”.

Pues eso. Nada que objetar al uso individual y al colectivo oficial y reglado por la Constitución y por los Estatuto de Autonomía de las banderas española o regionales. Pero todo a convertir la enseña nacional en arma de confrontación. Lo mismo con el himno, que Mariano Rajoy quiere que tenga letra e incluya expresamente a la Monarquía.

La Corona no necesita defensores; se defiende sola con su pasado reciente (23-F). Que unos gamberros quemen fotografías de los reyes, o que una revista humorística exponga su mal gusto con caricaturas sin gracia, no nos conduce a la III República. Pero el silencio cómplice, del PP y de los Obispos, ante los reiterados ataques a la familia Real desde la ondas de una emisora, otrora prestigiosa, como la COPE, protagonizados por personas con vitola de responsables, aunque no lo sean, eso sí que daña a las instituciones democráticas, en su conjunto, y a la monarquía parlamentaria y constitucional en particular.

Pero ante los excesos de los medios de comunicación afines el PP calla, mientras Rajoy se envuelve en la bandera de España en una patética reencarnación de Agustina de Aragón que quedaría inmensa filmada por Sáenz de Heredia, aquel que fuera director de ‘Raza’, película, por cierto, que tuvo como guionista ni más ni menos que a Francisco Franco, escondido bajo el seudónima de Jaime de Andrade.
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