Manos maestras

El teatro Valle Inclán de Madrid - antigua Sala Olimpia, en Lavapiés- acaba de ser galardonado con el Premio de Arquitectura Española 2007, por el magnífico diseño de Ángeles García de Paredes e Ignacio García Pedrosa para este edificio. La noticia, remate de oro a la reciente semana de la arquitectura,  viene a demostrar el creciente interés que se ha despertado en las administraciones públicas por los buenos arquitectos.

Algo que los ciudadanos tenemos que agradecer: de buenos maestros salen estupendas obras, que se traducen no sólo en la estética sino también en la funcionalidad de los inmuebles y, sobre todo, hacen que el valor de la ciudad suba enteros.

Madrid lleva más de una década viviendo un momento dulce desde el punto de vista de la arquitectura. Comenzó como una fiebre que atacaba a los gobiernos y les hacía “competir” –bendito mercado- por atraer a su causa a los nombres más brillantes del panorama arquitectónico internacional. Así, han llegado a simultanear trabajos en Madrid Rafael Moneo –en el Museo del Prado-, Jean Nouvel –en el Reina Sofía-, Álvaro Siza –en la remodelación del eje Prado-Recoletos- y Dominique Perrault –el Centro de Alto Rendimiento de Tenis del Parque Lineal del Manzanares-; eso sólo por citar algunos ejemplos.

La prueba de que esto no ha sido una moda pasajera, y que los grandes arquitectos han entrado en la ciudad para quedarse –y, de paso, mejorarla- se encuentra simplemente dando un repaso a las grandes obras en marcha en Madrid: el equipo de Cano Lasso proyecta el nuevo Estadio de Atletismo Vallehermoso; Carlos Rubio Carvajal y Enrique Álvarez-Sala , en la torre Sacyr; Tuñón y Mansilla en el nuevo Centro Internacional de Congresos; Juan Navarro Baldeweg en el Teatro del Canal; Norman Foster y Zaha Hadid en varios de los edificios de la Ciudad de la Justicia…

Desde las viviendas sociales firmadas por un arquitecto de prestigio –que llegaron a Madrid de la mano del ex concejal Sigfrido Herráez- a los grandes edificios culturales o administrativos levantados sobre diseños de genios de la arquitectura, la aportación de estos profesionales supone para la ciudad un valor añadido.

Madrid, y las construcciones civiles que se llevan a cabo en ella con el sello de prestigio de nombres reconocidos internacionalmente, ocupan páginas de revistas especializadas, dentro y fuera de nuestras fronteras; y la capital se convierte en escaparate de nuevas tendencias y en referente para otras ciudades. En estos momentos de ruido y de furia es aconsejable, por higiene mental, elevar la vista y tratar de imaginar, con cierta perspectiva, cómo va a ser el Madrid que construyan estos profesionales.