Kodak, vencida por la era digital, se declara en concurso de acreedores

La llegada de los dispositivos digitales ha supuesto un drama para la empresa, que se ha visto incapaz de remontar la compañía por otros caminos. Kodak no se adaptó con la celeridad requerida y ha pasado de contar con una plantilla de 60.000 empleados a apenas 7.000 y no gana dinero desde 2007.

Con este panorama, la empresa dirigida por el español Antonio M. Perez ha anunciado en un comunicado colgado en su página web su decisión de acogerse a la supervisión de un tribunal que conduzca su bancarrota. "El consejo de administración y toda la alta dirección creree de forma unánime que este es un paso necesario y correcto para el futuro de Kodak", aseguró el CEO Antonio M. Perez. Las subsidiarias no estadounidenses no están afectadas por la bancarrota.

Kodak es propietaria de más de un millar de patentes en la industria fotográfica, pretende sanear su posición de liquidez tanto en EEUU como en el exterior, así como "rentabilizar sus derechos de propiedad intelectual no estratégicos", resolver la situación de su pasivo y concentrar sus esfuerzos en las líneas de negocio más rentables.

La empresa anunció que se ha garantizado una línea de financiación de 950 millones de dólares (740 millones de euros) de Citigroup, que quedó cerrada la semana pasada y quie vencerá en un año y medio. Con esta solicitud, Kodak pretende reforzar la liquidez en Estados Unidos y en el exterior, rentabilizar la propiedad intelectual no estratégica, resolver la situación de los pasivos y concentrarse en los negocios más competitivos.

Kodak fue fundada en 1888 y con sede en Rochester (Nueva York). En los últimos años ha dedicado la mayor parte de sus inversiones durante los últimos años al área digital y material de alta tecnología, que generaron el 75 % de sus ingresos en 2011. Sin embargo, esta situación de la cuenta no convencía a los inversores: sus acciones corrían el riesgo de exclusión de la Bolsa de Nueva York, debido al desplome de su cotización, que mantenía su precio por debajo de un dólar. Según las normas del NYSE, una compañía cuenta con seis meses desde que recibe la notificación para volver a cumplir el requisito de precio mínimo por acción de un dólar.