Camps y Costa, absueltos

Vivimos tiempos de "nuevas verdades", o de verdades revolucionarias. O acaso revolucionadas... Nos cuenta un diario de este jueves que "el Gobierno de Rajoy suprime el derecho al aborto y apuesta por la vida". Y que Gallardón revoluciona y despolitiza la Justicia. Otro periódico afirma "Camps y Costa , inocentes; se acabó la cacería socialista". O bien, "Rajoy restablecerá por ley la independencia de la Fiscalía" Da la impresión de que lo que ayer mismo era indiscutible hoy se anula y se modifica por una verdad nueva y distinta. ¿Quién repone la honorabilidad y el buen nombre de dos ciudadanos españoles sometidos a juicios paralelos?, pregunta, a su vez, Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, la primera en mostrarse reticente hacia el Camps "en entredicho", y cuentan que la primera que lanzó la piedra contra la presunta corrupción de José Bono...  Y Federico Trillo reclama que se restaure al Camps que durante casi tres años nos ha sido presentado como cómplice de la trama Gurtel, y que se le restaure en honores y competencias públicas... Para algunos, podríamos hallarnos ante un "mundo al revés", en que lo que ayer era negro-negrísimo, hoy es blanco impoluto y absoluto... Precisamente, la coincidencia de la decisión del jurado favorable a Camps y el anuncio del ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, de nuevos criterios en unas cuantas materias "sensibles" -aborto, juicios a menores, pena permanente y revisable-, hace remover muchas conciencias...

La noticia más revolucionaria, sin duda, se producía en la tarde-noche del miércoles, cuando el Jurado daba a conocer, en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, su decisión sobre el que fue presidente de la Comunidad Valenciana, y apareció relacionado con la trama Gurtel, de comisionistas "adheridos" a unos cuantos gobiernos locales y regionales del PP. El jurado entiende que no pudo comprobarse que Los Gurtel regalaran trajes a Camps y Costa, y aplican el criterio "en caso de duda, a favor del reo".  En todo caso, la consideración de la noticia merece atenciones muy variadas en las grandes portadas de los diarios de este jueves: "Un jurado dividido absuelve a Camps de cohecho impropio", señala  El País, periódico que ha peleado permanentemente para demostrar la culpabilidad del expresident. Añade que Camps y Costa fueron declarados inocentes por cinco votos a  cuatro. El fallo, sigue, se fundamenta en testimonios indirectos y contradicciones.  El Mundo sostiene: Camps absuelto de su responsabilidad penal. El jurado le aplica por cinco votos contra cuatro el principio de "in dubio, pro reo", al no considerar totalmente probado que a Costa y a él les regalaran los trajes.  ABC se limita a titular: "absuelto", y menciona el calvario de tres años que ha concluido con la decisión del jurado popular. Y a renglón seguido, destaca ABC el "vuelco de Gallardón para regenerar la justicia. Camps, absuelto por la mínima, dice El Periódico de Cataluña. En La Razón la mezcla de los dos asuntos es total: "Hay Justicia", se proclama en grandes caracteres, antes de explicar que "Gallardón anuncia una reforma judicial en defensa de la vida y los más débiles" , y seguidamente, el rótulo "inocente" sobre la foto de Camps y Costa, el primero sonriente y feliz, y el segundo serio y circunspecto...

Ahora mismo, la cuestión es ésa: qué sucederá con Camps, y en menor medida con Costa. Porque incluso estando ambos en la misma situación de "no condenados", la actitud de cada uno ha sido tan distinta: Camps ha "gozado y disfrutado"  del momento de la absolución, mientras Costa se quedaba igual de preocupado y absorto, sin apenas reaccionar. ¿Se le debe algo? No es improbable que la revelación de sus conversaciones telefónicas con "el Bigotes" -los regalos, el caviar, su relación personal con Camps- lo hayan noqueado para mucho tiempo, o acaso para siempre...

Y luego, Gallardón, que agita el mundo judicial con la revelación de su hoja de ruta. En todo caso, y una vez más, comprobamos que el PP, en su nuevo acceso al Gobierno de la Nación, trae consigo novedades trascendentes. Es decir, que cambia las verdades: anula las de "antes" e instaura las propias.  Sucede con ese jurado que impone por un voto la inocencia de Camps y Costa, y sucede, asimismo, con la proclamación de que "recuperamos la independencia de los jueces", o su despolitización, tras el período socialista, o con el restablecimiento de una "fiscalía independiente". ¿Todas esas instituciones estaban, hasta ahora, mediatizadas, trampeadas, desvirtuadas? Otro tanto sucede con la pena permanente y revisable que nos anuncia Gallardón, y que viene a replantear el debate de si nuestro sistema penal y penitenciario se endurece o se transforma. Incluso parece que se desploma la gran esperanza de los últimos meses, y vuelve a cuestionarse el deseo de ETA de desaparecer de la vida pública...

Eso sí, como ha señalado una cronista política, en El Mundo, "el Gobierno se reconcilia con sus votantes, tras la subida de impuestos", en razón de que las anunciadas modificaciones en el aborto, el Consejo del Poder Judicial o la Ley del Menor, cumplen su programa. La no condena de Camps es la guinda y el broche a estas nuevas y felices noticias...