Florentino y Mourinho se salen con la suya: el Madrid, merecido campeón

"A veces la vida te besa en la boca", que cantaba y canta el reconocido 'culé' Joan Manuel Serrat. Pero los besos de esta temporada no han sido para su equipo del alma, para su Barça, sino para su eterno rival, el Real Madrid. Porque los blancos se han proclamado con toda justicia y merecimiento más que campeones, supercampeones. Algo posible, claro, pero por lo que, al menos en cuanto a la diferencia de puntos y superioridad sobre los azulgrana, nadie apostaba a principios de campaña. Así, a la segunda, el regreso de Florentino Pérez a la presidencia del club, con su escudero Mourinho en el banquillo, está siendo triunfal. Bien es verdad que la competición liguera española es el segundo objetivo real del Real, pues el más añorado es el de 'la décima'... o sea, la otra Liga, la de Campeones, antes Copa de Europa.

Habrá que esperar como mínimo un año más, como el Barça, para alcanzar ese sueño, pero mientras tanto es justo y necesario reconocer los méritos de este 'Supermadrid', que se ha impuesto al mejor equipo del mundo,al idolatrado y envidiado 'Superbarça', actual campeón de Europa y del mundo. Y tanto por vía indirecta, como en el enfrentamiento clave que fue el reciente del Camp Nou y que decidió la Liga. De modo que, guste más o menos su juego, caiga mejor o peor Mourinho, ahí están los números: récord de puntos, de goles, de partidos ganados en casa y fuera, de victorias en los campos más difíciles y prestigiosos: San Mamés -simbólico proclamarse matemáticamente campeón en 'La Catedral'-, Manzanares, Mestalla, Nervión, Reyno de Navarra...

Mourinho, fiel a sí mismo e inasequible al desaliento de su filosofía, ha apostado -y el título le da la razón-por la verticalidad, por saltarse el centro del campo, por no querer saber nada de elaboración, por el contraataque; en definitiva por el KO. Es otra forma de espectacularidad, diferente pero no inferior a la ideología de Guardiola: horizontalidad, juego en corto y rico en apoyos, lentitud excepto en el acelerón final, ataques largos; en definitiva por ganar aunque sea a los puntos. Son dos formas de ver el deporte rey, que se corresponden a la de la mayoría de los seguidores respectivos: porque, a veces, en el exigente Bernabéu aburriría tanta retórica y tanto pase atrás que lleva en los genes el actual Barça; porque, a veces, en el más tolerante y con más 'seny' Camp Nou se pitaría la alocada pero efectiva artillería que siempre caracterizó al Madrid.

De modo que en lo estrictamente deportivo, felicidades a Florentino, a Mourino, a Ronaldo -mucho habría que hablar en cuanto a educación de estos dos, pero esa cuestión es distinta- y al resto de la plantilla. Y también a Rossell, Guardiola, Messi y demás componentes de la escuadra rival. Ojalá les vaya muy bien representando al fútbol español y, a diferencia de este año, no peguen el petardo antes de la finalísima,cumplan con los pronósticos y se apunten el título de 'Champions' la próxima campaña.

Pero no podríamos acabar estas líneas sin un reproche, ya como puro aficionados. Hemos disfrutado mucho con el 'Dúo Dinámico', con las dos superpotencias planetarias y millonarias, sí. Mas hay un fiasco general en cuanto a la competitividad de nuestra Liga, que siempre se apunta uno de los dos: Madrid o Barça, Barça o Madrid, tanto monta. Eso no ocurre en el resto de los países y puede llegar a aburrir a los espectadores en general y o en particular a los seguidores que no sean de uno u otro, cuyo objetivo como el de sus equipos es modesto y nunca aspiran a ganar la Liga. Algo habría que hacer, sobre todo con el reparto de los dineros televisivos, que son los que mantienen el entramado y favorecen descaradamente al 'Dúo'.

Lo que tampoco acontece en el resto de el resto de los poderosos países futboleros e incluso en la ejemplar NBA, donde el reparto de fondos y la opción de fichajes es inversamente proporcional a la capacidad económica e incluso a la clasificación deportiva de los clubes. Pero mucho nos tememos que los impresentables y derrochadores mandamases de los clubes -éstos deben 759 millones a Hacienda, entre otras muchas deudas- y de su patronal, la Liga de Fñúbtol Profesional, no moverán un dedo por ello. Y, claro, tampoco en la Federación, donde reina y gobierna casi desde siglos el adocenado Villar. De momento, no hay peligro pero quien sabe a medio plazo: quizás tanto sembrar vientos traiga después las tempestades. Pero esa también es otra cuestión. De momento, cuenta la rabiosa actualidad: el Madrid es el mejor, el Madrid es el justo campeón liguero.