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Los representantes vecinales de Cañada Real no fueron recibidos en la Junta de Vicálvaro

viernes 19 de octubre de 2007, 12:02h
Los representantes de los vecinos de Cañada Real no fueron recibidos en la Junta Municipal de Vicálvaro, ya que no habían cumplimentado previamente el trámite a realizar. Cuatro vecinos accedieron a las dependencias municipales mientras que otras 200 personas aguardaban a las puertas de la Junta Municipal, profiriendo consignas contra el derribo de sus viviendas.
Les estaban esperando. La comitiva de vecinos de la zona musulmana de la Cañada Real, que llevaba caminando por el arcén de la A-3 desde las 8.30 de la mañana —provocando retenciones entre los kilómetros 10 y 11, según fuentes de Tráfico— hasta llegar, unos ocho kilómetros después, a la Junta Municipal de Vicálvaro, se encontró con un amplio dispositivo policial y con numerosos curiosos, jubilados en su mayoría, aguardándoles a las puertas del edificio.

A la una menos cuarto de la tarde solo quedaba por echar el cierre un locutorio. Todos los demás comerciantes habían abandonado sus locales. Finalmente, también cayó la verja de ese local, justo a las 12.50, hora a la que los vecinos hacían su aparición en la plaza.

Tras concentrarse en un recodo de la plaza, cuatro representantes entraron en la Junta Municipal. Uno de ellos volvió. "No me dejan entrar sin documentación", se excusó mientras subía de nuevo las escaleras. A partir de ese momento, a los demás solo les quedaba esperar.

Y lo hicieron con una protesta pacífica. Algunos conversaban con los curiosos que se habían acercado, otros atendían a la prensa y, por fin, Rosario, una joven española de la Cañada, se erigió en líder improvisada y comenzó a gritar. Tras corear consignas como "Legalización de nuestras casas" y "No queremos violencia", los concentrados recurrieron a un clásico, el "No nos moverán", para seguir con un "Somos personas, no nos peguen" que los pequeños que les habían acompañado —"Hoy tampoco hay trabajo ni escuela", comentó uno de los vecinos— versionaron a su manera: "Somos niños, no nos peguen".

Y así veinte minutos, hasta que los representantes salieron cariacontecidos de la Junta Municipal. "No nos han recibido", anunció Mónica, una de las vecinas. "Dicen que tenemos que presentar un escrito para reunirnos con ellos y que tardarán veinte días", relataba Sofian. "Para entonces ya habrán tirado toda la Cañada".

Agotadas las esperanzas de conseguir, como sus 'vecinos' de la zona de la Cañada Real perteneciente a Vallecas, alguna medida que paralizara el derribo de sus viviendas, Sofian suspiraba: "Esperemos que no den ellos el siguiente paso y derriben más viviendas, porque si es así les vamos a recibir a ppalos. Esperemos que no haya muertos, pero es lo único que tenemos y lo vamos a defender".

Otro portavoz explicó que el viernes por la tarde una delegación vecinal se iba a reunir en la sede de la asociación, en la Cañada Real, con representantes municipales. Sin embargo, fuentes municipales indicaron a Madridiario que dicha reunión no había sido fijada para este viernes.

Minutos después, los vecinos comenzaron a dispersarse por las calles adyacentes, observados en todo momento por la Policía, cuyo despliegue se extendía por todas las vías aledañas a la plaza donde se encuentra la Junta de Vicálvaro.
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