El Fernán Gómez estrena 'Ceniza', puro teatro lleno de drama, humor y... reflexiones

El propio Abellán, que ya prepara su tercera obra, afirma con modestia que ni se cree lo que le está ocurriendo con lo que significó 'Locas' y su éxito de público y críticas en las diversas estancias en Madrid y en su gira por toda España que comenzó en su Albacete natal -donde le han nombrado personaje Distinguido-: "Soy un privilegiado con mucha suerte, aunque ahora sé que las exigencias serán mayores, claro". Aunque, pese al aumento de responsabilidad, afirma no tener miedo ahora con 'Ceniza' porque "se trata de teatro, sólo teatro".

Eso sí, le parece un privilegio que 'Ceniza', ya en gira por diversas ciudades con idéntico éxito, se suba a las tablas del Fernán Gómez -donde estará hasta el 7 de abril, para seguir rodando por otras muchas ciudades-, un teatro que lleva el nombre de quien considera "uno de los mayores intelectuales en todos los sentidos ante el cual los demás empequeñecemos". Máxime con la aportación de otro de los grandes de la escena, el veterano Guillermo Montesinos -quien en cuanto se la ofreció el autor aceptó protagonizarla- y el joven Antonio Campos -reciente compañero de Moncho Borrajo en 'Golfus Hispánicos'.  Dos únicos actores a las órdenes del director Lluís Elías y con la producción de 'Albacity Corporation'.

Familia y ajuste de cuentas

La también mezcolanza de emociones, risas, igualmente puede que lágrimas, y sobre todo "mucha reflexión", que se deduce de 'Ceniza', cual destaca Abellán, viene de los dos ejes principales de  la obra: la desestructuración familiar y un ajuste de cuentas entre un padre y un hijo a partir de la muerte de su madre. La trama arranca precisamente cuando ambos hombres se reencuentran años después debido a este triste suceso.

A partir de ese nudo argumental, la tragedia inicial va equilibrándose con gotas de humor hasta desembocar en una perfecta sinergia entre ironía y sentimiento, entre drama y comedia. La trama sumerge al espectador en un mundo reconocible pero salpicado de constantes sorpresas, donde el drama se alterna con el gag cómico, a veces con el límite del esperpento y nada es lo que parece. Como en la vida.