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Ex presidente español es el invitado de honor del II Foro Perú-Unión Europea

Felipe González propone otro modelo para América Latina

Felipe González propone otro modelo para América Latina

martes 30 de octubre de 2007, 04:28h
El ex presidente del Gobierno español Felipe González advirtió este lunes de la decadencia en que vive Europa y propuso un modelo distinto para América Latina para lograr la cohesión social y la redistribución de la riqueza. Invitado de honor en el II Foro Perú-Unión Europea, celebrado en Lima bajo la organización de la Fundación Euroamérica, González fue crítico con el proceso de construcción europeo porque -a su juicio- no se han alcanzado los objetivos.
Habló de la Agenda de Lisboa, que se pactó en 2000: "Su horizonte estaba en el 2010 y el objetivo era convertir a la UE en la primera potencia económico-tecnológica del mundo manteniendo el mejor modelo de cohesión social del mundo". "Lo segundo es verdad", dijo en alusión al estado del bienestar que impera en Europa, pero "lo primero no es verdad y crecientemente falso".

González comentó que la UE "no va camino de ser la primera potencia económica-tecnológica del mundo. El gap (brecha) tecnológico, a pesar del esfuerzo por desequilibrar las cuentas públicas que hace el presidente (George) Bush, sigue aumentando", en alusión a la incapacidad europea de superar a EEUU. "Hablo de dulce decadencia, pero decadencia al fin", aseveró el ex presidente socialista (1982-96).

"Europa fue un gran éxito, un enorme éxito tras la Segunda Guerra Mundial, un éxito de crecimiento sostenible en esa sociedad industrial avanzada y casi post-industrial, un éxito de cohesión social, de libertad, de integración social, de políticas de compromiso, de madurez democrática, de tantas cosas", aseveró. Pero el éxito "se está agotando" y "el problema es que tenemos el mejor modelo de cohesión social del mundo y la discusión la estamos separando de la pérdida de competitividad, estamos discutiendo como si fuera algo independiente el modelo social de la redistribución del ingreso y, por tanto, del bienestar", aseveró.

"Tenemos un problema en Europa, un problema muy serio y creo que América Latina tiene que encontrar un modelo para huir de los dos extremos que compiten tanto de populismo de izquierda como de las simplificaciones fundamentalistas de la derecha", comentó. Consideró que para encontrar esa complementariedad "no es aplicable el modelo europeo" y propuso en su lugar otro que incluya reformas institucionales, dejar las empresas en manos privadas y que el Estado se responsabilice de la redistribución del ingreso.

Abogó por aceptar la globalización, aunque reconoció: "algunos amigos de mi tribu ideológica se confunden al creer que es igual a una nueva forma de imperialismo y dominación". Asimismo mostró su preocupación porque en Latinoamérica se esté produciendo un debate "simplista" y "sin ideas", en alusión a algunos de los gobiernos izquierdistas de la región.

"Están colocando el debate en América Latina en un lugar que no me gusta, de descalificaciones personales y falsamente ideológicas", insistió, al arremeter también contra la que llamó "derecha fundamentalista" y al abogar por posturas intermedias. "Entre las alternativas posibles hay elementos centrales", que -según dijo- darían "previsibilidad a América Latina para que pueda aprovechar esa coyuntura de años de mejora del crecimiento sin dormirse en los laureles".

Porque los caminos que se tomaron hace 30 o 40 años hoy "son riesgos de políticas regresistas", alertó González, quien, tras arremeter primero contra Europa y luego contra la izquierda y la derecha, finalmente llamó la atención a los gobiernos y a los empresarios. "Los Estados son demasiado ineficientes para responder a sus funciones (...) en el proceso de toma de decisiones, en la ejecución presupuestaria y en el empleo del gasto publico", comentó.

Pero no es la discrecionalidad con la que los gobiernos toman las decisiones lo que más le preocupa, sino "la arbitrariedad y la imprevisibilidad". En este sentido, alertó sobre la necesidad de que las empresas miren sus inversiones a largo plazo y no se conformen "con optimizar el beneficio y amortizar inversiones rápidamente".

González advirtió de que "lo lógico es que los ciudadanos con su voto escapen de ese modelo del que se sienten condenados y a veces se vayan a modelos antisistemas". "El voto está produciendo la destrucción de alternativas tradicionales y razonables que en el ejercicio no están dando satisfacción al ciudadano", concluyó.
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