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Dos orejas para el madrileño en el último de la tarde

La torería y frescura de López Simón le abren la Puerta Grande de Colmenar Viejo

La torería y frescura de López Simón le abren la Puerta Grande de Colmenar Viejo

lunes 26 de agosto de 2013, 23:26h
López Simón es un fresco. Si fuera en el peor sentido, no tendría mérito, dado que el taurineo profesional está lleno de ídems. Pero lo escribimos en su mejor acepción. En la de desparpajo y soltura.Dos armas que unió a su torería para descerrajar los goznes de la Puerta Grande de La Corredera tras cortar dos orejas al último toro del último festejo mayor, en el que no lucieron ni Ferrera ni Fandiño, y menos los bicornes de Palla y de Los Eulogios. 
La tarde iba embarrancada, monótona y con electroencefalograma plano. Y en esto llegó López Simón. Y, claro, un burel de Palla de nombre Diablo, pero que era un santo. El animal, suelto por acá, suelto por acullá, iba con infinita nobleza, lo que su matador aprovechó para lucirse por verónicas y delantales de recibo. Después, entre pases cambiados de pie y redondos templadísimos y con ligazón, el madrileño encandiló con 11, sí 11, en una serie. Tras lo cual cascabeleó suertes de todas las marcas, que escribían los cronistas antiguos, destacando algún natural cargado de arte.

Después vinieron los adornos variados y un espadazo desprendido que necesitó un golpe de verduguillo y la explosión en la parroquia, tan aburrida hasta entonces. De modo que López simón, ya triunfador máximo en 2012, repitió la jugada. Eso sí, agradecido puede estar al experimento de que ninguna empresa taurina haya llevado la plaza y sí el propio Ayuntamiento con una comisión, que impuso su nombre como primer coletudo a contratar, por su éxito del año pasado. La experiencia, mejorable, ha sido interesante en una plaza histórica que había tocad fondo, merced a la pésima gestión de todas las anteriores empresas de taurinos profesionales, y merece, como Simón, repetir la próxima campaña.

No es que antes de este último no hubieran saltado toros al ruedo, es que, salvo el primero con codicia que se acabó pronto, y al que le hizo frente con pundonor Ferrera mientras duró, y el cuarto, que desarrolló peligro y el extremeño abrevió con toda razón, el resto, pese a su desigual presencia y procedencia resultaron mansotes y con escasas posibilidades para lucirse. Lo intentó un Fandiño poco inspirado, con el terciadísimo, flojísimo y protestadísimo segundo, y con el quinto, sin clase, y ambos se desengañaron pronto. E incluso Simón con el tercero, que era tan cobarde que huía despavorido cuando se le acercaba el torero. Menos mal que el sexto redimió a este chaval que pide paso y a los espectadores. 

Tres toros de LOS EULOGIOS, el 4º como sobrero, mal presentados, descastados y flojos aunque nobles menos ese 4º, que desarrolló sentido y peligro. 1º, 5º y 6º de PALLA, con mayor presencia, mansos excepto 1º y justos de fuerza. ANTONIO FERRERA: palmas; silencio. IVÁN FANDIÑO: palmas; silencio. LÓPEZ SIMÓN: ovación; dos orejas. Incidencias: el subalterno Francisco Javier Sanguino, de la cuadrilla de Ferrera, fue arrollado por el 4º y pasó a la enfermería. Plaza de Colmenar Viejo, 3ª de feria. Media entrada.
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