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La izquierda más bien pierde que gana. O lo contrario...

La izquierda más bien pierde que gana. O lo contrario...

lunes 26 de mayo de 2014, 14:31h
Durante muchos años, como mirón profesional, he seguido los vaivenes del PSOE; nunca había visto algo semejante a lo que ahora ocurre en este espectro del arco político, ni siquiera cuando Felipe González decidió abandonar el marxismo. La izquierda recula en muchos puntos de Europa: en Francia, en Gran Bretaña, en Alemania. Globalmente, la derecha ha ganado las elecciones al Parlamento Europeo. En España, la izquierda se fragmenta, haciendo peligrar la continuidad del PSOE, tal y como ahora lo conocemos: Pablo Iglesias lo fundó, y otro Pablo Iglesias hace que se tambalee. El error ha sido, tal vez, más que de rostros, de conceptos: no se trata de situarse más allá de los planteamientos de Izquierda Unida, de los de los 'indignados' y de los de 'Podemos'. Y mucho menos de bascular, a continuación hacia posiciones más a la derecha, desorientando totalmente al electorado.
 
 Se trata, más bien, de ocupar unas posiciones de centro-izquierda, de moderación crítica y de propuestas constructivas. Porque la izquierda 'pura' (y dura) ya está ocupada por otros, y es precisamente en ese centro-izquierda, abandonado -o nunca ocupado-- por el Partido Popular, y solo  ocasionalmente pisado por los socialistas, donde se sitúa el hueco que los electores sin duda añoran.
 
Creo que el sitio del PSOE está en zonas templadas, en hacer propuestas que resulten simpáticas a la sociedad, en hacer tabla rasa de ciertos pasados. Lo tendrán que entender todos los candidatos que compitan en las primarias, ahora aceleradamente puestas en marcha y de las que se apea Rubalcaba: nada de competiciones para ver quién tira la piedra más lejos de la realidad -o más cerca del emergente 'Podemos'-- que nadie. De cómo salga este proceso, verdaderamente estimulante por otra parte, de las elecciones primarias dependerá ni más ni menos que el futuro de un partido con ciento treinta y cinco años de historia, muchos episodios heroicos -y alguno lamentable-en su trayectoria y una misión equilibradora de la política española que no se puede tirar por la borda así, sin más.
 
Lo sabía, lo sabe, Alfredo Pérez Rubalcaba, que acaba de convocar un congreso extraordinario para el mes de julio, que será cuando él acabe definitvamente su mandato en el PSOE. Muchas veces he escrito, bastante antes de la debacle de este domingo, que no se presentaría a las primarias. Ha significado la puesta en marcha de la renovación interna en su partido, pero a él no le toca hacerla. Hay figuras muy estimables en el PSOE, comenzando por la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz, y por varios de los candidatos 'in pectore' a las primarias, que pueden encabezar la marcha hacia el futuro: Madina, Patxi López y algún que otro 'tapado' que pueda surgir son figuras muy estimables. No pienso lo mismo de Carme Chacón, que, quitándose del medio en estos meses de zozobra, se ha hecho un flaco favor a sí misma y a sus posibilidades. Su oportunismo pidiendo, antes de la comparecencia de Rubalcaba, el adelantamiento de unas primarias que ella cree, falsamente, que va a poder ganar, también la definen: no es ese el estilo que debe imperar en el 'nuevo' PSOE.


- Especial: 'España, un país en elecciones'

El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>> 
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