La actitud desafiante del primer ministro griego ante sus acreedores no ha cambiado. Después de muchas idas y venidas en sus manifestaciones, ayer declaraba públicamente que el referéndum del domingo se mantenía y pedía el “no” al acuerdo de rescate, y todo ello a menos de 24 horas después de escribir una carta a los acreedores en la que aceptaba la oferta de rescate si cambiaban algunas condiciones. Se desvanecían así los rumores de que el referéndum se retrasase, cancelase o que el primer ministro pidiese a los griegos que votasen “si”. Volvía a ponerse de manifiesto el juego de alternar ofertas de concesiones a los acreedores para reiniciar las negociaciones, con duros mensajes hacia ellos, creando una situación que no deja de tener tintes surrealistas. Por el momento, los “envites” lanzados por ambas partes, no sólo “se ven”, sino que van aumentando. La jugada del Gobierno griego es que "votar por el no es un paso decisivo hacia un mejor acuerdo que esperamos firmar tras el resultado del domingo”. Pero la baza de los acreedores es que, incluso aunque se retomen las negociaciones tras el referéndum, cualquier conversación sobre un nuevo programa deberá comenzar desde cero y con condiciones diferentes. ¿Volverá entonces a convocarse un nuevo referéndum? Lo cierto es que si el día 20 Grecia no paga al BCE la deuda de 3.500 euros, la institución cortará de raíz la financiación a la banca griega, lo que previsiblemente generaría el “Χάος” y el colapso económico en el país.