www.diariocritico.com

El estallido democrático

lunes 20 de julio de 2015, 13:25h
Andan estos días algunos responsables partidarios -y no solo de las formaciones emergentes- haciendo llegar propuestas a gentes más o menos relevantes de eso que ha dado en llamarse ’sociedad civil’ para que acepten integrarse en candidaturas electorales. Se busca así ampliar la oferta al elector y, de paso, de prestigiar las listas con las que los partidos, que necesitan un abrillantador de imagen, concurren a los comicios. No sé si esto llegará a ser el principio del fin de la hegemonía de los partidos políticos a la hora de erigirse en representantes de la ciudadanía; no lo creo, porque nadie ha planteado ir tan lejos como lo han hecho los independentistas catalanes con su ‘candidatura unitaria’, que es, ni más ni menos, un peligro de estallido de lo que ha sido la política tal y como se concibe en la mayor parte de los países democráticos.
Los partidos, parafraseando a Churchill, son el peor elemento democrático conocido... exceptuando todos los demás

Pero, si bien se mira, son muchos los indicios que nos avisan de que este estallido puede llegar a ser una realidad en mayor o menor medida: la formación de algunas corporaciones municipales, comenzando por la de Madrid, o de algunos gobiernos autonómicos, comenzando por el de Navarra, sugiere ya que el papel de los partidos va a ser muy otro, y desde luego menor, a la hora de organizar esa representación oficial de los ciudadanos. La irrupción de ‘sociedad civil’, no militante, en áreas clave de la vida política es un dato muy a tener en cuenta en el futuro, aunque todos los indicios sugieren que las dos formaciones mayoritarias, PP y PSOE, se muestran muy reticentes a la hora de abrir de par en par las puertas a los ‘venidos de la calle’, sin haber pasado muchas horas en el escalafón de los partidos. “¿Para que venga un periodista que famoseó en televisión a quitarme el puesto llevo yo aguantando desde que empecé en las Juventudes?”, me dijo, textualmente, alguien que aspira con motivo a encabezar una lista provincial para ocupar un escaño en el Congreso de los Diputados.

No es solamente la hipótesis de una rebelión interna en los partidos. Mayor riesgo es que acabe denominándose ‘sociedad civil’ a lo que no lo es o, peor aún, que gentes que han aglutinado partidos trasversales que no confiesan serlo, como la Asamblea catalana o el Omnium Cultural, pretendan regir los destinos del conjunto de los ciudadanos. Los partidos, parafraseando a Churchill, son el peor elemento democrático conocido… exceptuando todos los demás. A pesar de su mal comportamiento, siguen siendo imprescindibles como forma de representación, aunque bueno es que les entre un poco –o un mucho—de aire fresco: han acumulado tal grado de desprestigio que cualquier voz no sectaria, que ha hecho méritos en campos distintos a la política, debería ser bienvenida para ocupar unos ‘puestos de salida’ ante unas elecciones que certificarán que ya nada volverá a ser lo mismo que antes. Sobre todo, en la vida de los propios partidos, aquellos feudos cerrados a cal y canto en los que no entraba jamás la luz de la transparencia y sí entraban, en cambio, enjuagues y trampas a mansalva.

- Lea el blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
3 comentarios