En noviembre del pasado año se inició de forma efectiva el Mecanismo Único de Supervisión en la zona euro. El BCE se convertía desde esa fecha en el supervisor bancario directo de más de 120 grupos bancarios (unos 1.200 bancos según sus propios cálculos. Un buen número de decisiones administrativas, hasta entonces encomendadas a las autoridades nacionales, pasaron a ser competencia del BCE. Se producía un importante cambio que afectaba a todos los bancos y otras entidades de crédito con independencia de su tamaño y naturaleza jurídica. Se daba el primer paso hacia la Unión Bancaria. Asumiendo este papel, el consejo supervisor del BCE comunicará en breve a los bancos de la zona euro los requisitos mínimos de capital (Tier 1), que tienen que tener los grandes bancos de la eurozona y que constituye un parámetro clave para conocer la capacidad de una entidad para absorber pérdidas. Según fuentes bancarias, en torno a un 80% de las entidades supervisadas tendrán que tener una ratio de capital de entre el 9% y el 12%. A finales de junio, la ratio de los 24 mayores bancos europeos era de media del 13,2%, aunque en estos cálculos se incluye a bancos nórdicos, suizos y británicos que tienen ratios más elevados que los de sus competidores de la eurozona. Tras recibir las notificaciones del BCE, los bancos de la eurozona dispondrán de dos semanas para presentar alegaciones técnicas.