Latinoamérica es la región que peor parada sale en el nuevo escenario que ha dibujado el FMI, en el que el endurecimiento de las condiciones financieras con la prevista subida de los tipos de interés por parte de la Fed, o la salida de capitales hacia otros refugios tradicionales como Estados Unidos, Japón o la zona euro, le perjudica especialmente. En los mercados emergentes, las compañías tienen un exceso de endeudamiento que el propio FMI calcula en 3 billones de dólares, una cifra que amenaza con disparar una aguda crisis de crédito y salidas de capital en economías que han sido golpeadas por los bajos precios de las materias primas, como señala la institución en su informe sobre la Estabilidad Financiera Global. El sobreendeudamiento en estas economías equivaldría a un promedio del 15% de su PIB y a un 25% del PIB de China, y ante esto una advertencia que no es difícil deducir a quien va dirigida: una desordenada retirada de las medidas de estímulo en economías avanzadas podría dar inicio a un "círculo vicioso de ventas rápidas, amortizaciones y mayor volatilidad". Desde luego, no va dirigida al Banco de Japón, que ayer mantuvo su política monetaria sin cambios, sin expandir su estímulo aún en momentos en que la debilidad de las exportaciones y la caída en los precios del petróleo amenazan su optimista objetivo de inflación del 2% el próximo año. A lo mejor los cambios se los plantea en su reunión del 30 de octubre, cuando se espera que revise a la baja sus previsiones económicas y de precios.
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