Los bancos centrales siguen siendo los principales protagonistas de los mercados, relegando a un segundo plano a los datos económicos. La semana pasada el presidente del BCE dio indicios de una mayor expansión monetaria. El viernes pasado el Banco Popular de China recortó los tipos de interés en 25 pb. Ayer el Banco Central de Suecia, actuando de forma proactiva a las medidas que pueda adoptar el BCE anunció por sorpresa una ampliación en el programa de compra de bonos del gobierno por 65.000 millones de coronas, elevando el programa a 200 mil millones de coronas suecas. En el comunicado el banco central señaló que esperaba que los tipos de interés internacionales seguirán estando bajos y que este escenario debe ser incorporado en sus análisis. Las autoridades monetarias suecas han rebajado los pronósticos de inflación para 2016 desde el 1,6% al 1,4% y declararon que estaban dispuestas a intervenir en los mercados de divisas si las condiciones así lo justificasen. La debilidad registrada por el euro en la últimas semana, que se ha visto acentuada después de que la Reserva Federal dejase abierta la posibilidad de una subida de tipos de interés en diciembre, podría considerarse como una devaluación competitiva, forzando a otros bancos centrales a adoptar medidas para favorecer la depreciación de su divisa y a que volviésemos a escuchar términos como el de “guerra de divisas”.
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