La volatilidad se ha instalado en los mercados y tiene visos de permanecer durante un tiempo. Movimientos de ida y vuelta en las materias primas, con el petróleo dirigiendo, que se reflejan en un mismo comportamiento en las bolsas. También en el mercado de divisas, en el que a los efectos de los mercados de materias primas y renta variable se suman también los propios, como es ahora el “Brexit”, que ha elevado la volatilidad de la libra esterlina a 6 meses al 13,35%, un nivel que no se veía desde septiembre de 2011. Y todo ello, en un entorno de desaceleración económica a nivel global. Ayer la Autoridad Bancaria Europea, declaraba que los bancos de la UE se verán sometidos a unas nuevas pruebas de resistencia que medirán su capacidad para ampliar capital en un escenario de mercados de deuda con escasa liquidez y con un debilitamiento de la economía que recogerá una caída de las materias primas y de los precios en el mercado inmobiliario. Los resultados, que está previsto que se publiquen a comienzos del tercer trimestre, no exigirán unos niveles mínimos de capital, lo que implica que no habrá ni suspensos ni aprobados. Mientras que la baja rentabilidad es uno de los cuatro principales riesgos que recogerán las pruebas, un escenario de tipos negativos, uno de los principales retos para la banca por su impacto directo en márgenes, sólo será tenido en cuenta para estimar el impacto sobre los activos que los bancos mantienen en sus cartera de negociación, pero no sobre el conjunto de su balance.