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El juez que servía para casi todo.

El juez que servía para casi todo.

lunes 24 de marzo de 2008, 20:01h
La verdad es que José Antonio Alonso es mucho más que un compañero de pupitre de Zapatero. Pasó con bien por la portavocía de Jueces para la Democracia –hoy bastante languideciente--, no despertó muchas suspicacias ni suscitó demasiadas críticas en Interior y, en Defensa, su labor callada siempre, en un Ministerio que no es fácil en ocasiones, ha merecido, con escasas excepciones, el aplauso del estamento militar, con el que no siempre se ha contado lo suficiente.

Quiero decir que Alonso es un todo terreno, y en esa condición su amigo el presidente del gobierno ha contado con él para ocuparse nada menos que de la portavocía del grupo socialista en el Congreso de los Diputados. Que es uno de los puestos más arriesgados, si se quiere jugar al riesgo, y que precisa de más ‘mano izquierda’, sobre todo cuando se entra en época de pactos, que es, en teoría, en lo que estamos. Un cargo, me parece, de mucha mayor responsabilidad que la mayor parte de los ministerios.

Ya sabemos que Alonso no ha acogido de forma entusiasta esta propuesta, que es más una orden amistosa. Y hay quien le considera demasiado poco ‘duro’ para el cargo. No lo comparto: con Alonso, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se han mantenido lo suficientemente disciplinadas –en medio de las tormentas—y lo mismo debe decirse de las Fuerzas Armadas, ejemplo, en todo caso, de lealtad y silencio en medio de no pocas dificultades.

Claro que policía, Guardia Civil y milicia son una cosa y los grupos parlamentarios, muy otra. Pérez Rubalcaba, que es un fuera de serie de la política, sobrevivió a base de dar palo a unos y zanahoria a otros –los nacionalistas catalanes--; Diego López Garrido, flexible y dialogante, aunque lo hayan querido presentar de muy otro modo, navegó sobre un itinerario ya trazado y con el adversario principal, Eduardo Zaplana, patentemente desgastado.

 Los tiempos que vienen son distintos, inexplorados. Nadie sabe lo que va a ocurrir, pero todo el mundo intuye que el Parlamento va a tener un papel preponderante, y que Zapatero necesitará a un hombre de toda su confianza para gerenciar su propia ‘pata’ en el Legislativo, supuesto que el taburete del poder político tiene también otras dos patas, la gubernamental y la del partido, que ZP tendrá que consolidar con personas cuya adhesión a él sea total.

Veremos cómo resuelve Zapatero estas últimas necesidades; de momento, tiene a María Teresa Fernández de la Vega en el Ejecutivo y a un José Blanco saliente en el ‘aparato’ del PSOE. Pero con quién vaya a pactar y cómo vaya a hacerlo me parece, en estos momentos, mucho más importante que el nombre del próximo/a ministro/a de la Vivienda, o hasta de Defensa. O hasta más importante que quién vaya a hacerse cargo de la Secretaría de Organización.

 Y puede que José Antonio Alonso no sea el parlamentario más brillante desde Castelar, pero sí puedo certificar que es persona con la que se puede dialogar y con quien se pueden acordar bastantes cosas. Sobre todo, si está asistido por alguien tan flexible como Ramón Jáuregui, en una Cámara Baja presidida nada menos que por José Bono. La cosa, en el poder legislativo, se va a poner interesante. ¿A quién situará Rajoy frente a Alonso en el Congreso?
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