Cuando el pasado diciembre la Reserva Federal elevaba el rango de su tipo de referencia en 25 pb, el escenario en que se apoyaba era el de una economía “comportándose bien” y se mostraba “razonablemente confiada” en que la inflación se aceleraría en el medio plazo al objetivo del 2,0%. Hablaba de un ciclo gradual de endurecimiento monetario y aunque no había un calendario previsto, tras el anuncio los mercados pronosticaron entre tres y cuatro ajustes en 2016. Mes y medio después, las expectativas se han rebajado a entre uno y dos ajustes. Desde su última reunión, tanto el entorno exterior como los datos económicos que se vienen publicando en Estados Unidos, están poniendo muchas dificultades a la Reserva Federal en ese camino de subidas graduales. Lo reconocía ayer el presidente de la Fed de Nueva York, al declarar que las condiciones financieras se han endurecido considerablemente desde que la Fed subió los tipos de interés y los miembros de la institución tendrán que tener eso en consideración si la situación persiste. También ayer se conocía que la actividad en el sector de servicios de Estados Unidos se desaceleró en enero a casi un mínimo en dos años, lo que sugiere que el crecimiento económico se debilitó aún más a comienzos del primer trimestre. El índice ISM de actividad no manufacturera cayó a 53,5 frente a 55,8 en diciembre. La fortaleza del sector servicios había ofrecido esperanzas de que la economía soportara los problemas, tanto domésticos como globales, que hicieron que EE.UU registrara un PIB del 0,7% anual en el cuarto trimestre. Ahora, tras este dato se han acentuado los temores a una desaceleración más pronunciada del crecimiento económico estadounidense en los primeros meses de este año.
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