Explicaba Gil Robles en su correspondencia privada, las dudas que le generaba la necesidad de conseguir el apoyo popular tras siglos de abusos sobre aquellos cuyo voto necesitaban. De todos los imaginarios posibles para movilizar el voto de quienes salen perjudicados por tus políticas, el más sencillo, viejo y utilizado, es el que se basa en el engaño. Pueden ser medias verdades o mentiras burdas, tanto da, si el altavoz es lo suficientemente potente para no dejar escuchar a quienes señalan la falsedad.
Hay toda una constelación de prensa afín al poder histórico, convenientemente regada de dinero institucional (y privado) pugnando por ser el altavoz que no deje escuchar a quienes señalen el engaño. El 11-M da fe de su funcionamiento. Una suerte de cómodo diván donde recostarse quienes piensan que el pasado (siempre el pasado) con su violencia machista, sus problemas de inseguridad, su esperanza de vida menor, su discriminación a las personas LGTBI, etc, era mejor. El pasado no era mejor, pero el caciquismo tenía más libertad.
Añorar los ochenta, es la versión remasterizada de “con Franco no pasaba esto” El engaño de la nostalgia que desprecia los datos para basarse en creencias nacidas de sentimientos. La religión (las creencias) que mueve montañas contra el pensamiento científico que salva vidas. El miedo a lo nuevo como senda al feudalismo. Todo quedaría en la inconsistencia del verbo de no ser por La Justicia.
Unos recortes de prensa aceptados como prueba para tramitar un juicio, son una vieja historia utilizada ya contra Podemos a fin de alimentar las calderas mediáticas que hacen funcionar el motor de la derecha. El engaño no sirve si no hay gente dispuesta a creérselo. Todos los medios de comunicación que avalaron el acoso a Iglesias y su familia, motivado por sus ideas políticas (por las creencias) se justificaron en decir que Iglesias había apoyado los escraches a políticos del PP motivados por la gente que se quedaba en la calle, con una deuda de por vida con el banco, mientras el dinero de sus impuestos iba a rescatar a ese mismo banco (datos y hechos)
La dialéctica mediática de hacer creer que una opinión es un dato, o un dato una opinión, aplicada con finalidad política, tiene su reflejo y apoyo en los jueces dispuestos a iniciar procesos basados en noticias falsas (creencias) o a cerrarlos despreciando los datos (hechos) Acuérdense del misterioso M.Rajoy aparecido en los papeles de Bárcenas.
Y este, es el problema mayor. Ninguna religión tiene tanta necesidad de estética como la justicia, obligada a parecerlo para serlo, so pena de convertirse en otra cosa. El problema de unos órganos judiciales que debieran velar por el buen funcionamiento de la justicia cuyos miembros rara vez tienen distinta procedencia social, es el paraguas que permite bajo su amparo no saber quién es M.Rajoy, inventarse un caso contra adversario político, o incluso, en estos momentos, atacar a la mujer del presidente del gobierno amparados en una denuncia basada en noticias falsas tal y como ha reconocido el sindicato ultraderechista manos limpias, autor de la demanda.
Órganos judiciales que, por si la procedencia común de sus miembros no fuera suficiente, piden elegirse a sí mismos no fuera a colárseles alguien de ideas diferentes dentro. La aristocracia de toda la vida defendiendo sus privilegios.
Si (
No(
