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No son liberales, son feudalistas

lunes 08 de abril de 2024, 10:22h

No son liberales, son feudalistas resucitados, como Drácula una noche de luna llena. No persiguen la libertad, persiguen una sociedad estamentaria al estilo de la edad media. La vampirización de la economía amenaza con matar la democracia.

Según Idealista, en 2022, el mayor tenedor privado de vivienda de España, Blackstone, acumulaba 15.715 bienes inmuebles. Quince mil setecientos quince es, aproximadamente, el doble de toda la oferta de alquiler de la ciudad de Madrid a fecha de publicación de este artículo. Podemos aventurar que la mano invisible del mercado de alquiler son un pequeño grupo de personas reunidas en consejo de administración.

El término de inseguridad jurídica, que recorre las redes en boca de “atrasistas” disfrazados de liberales, llena las bocas cada vez que se habla de fiscalidad, sin que haya aparecido una sola vez dentro del término la negación del derecho a asistencia médica, a ancianos con discapacidad, en residencias, que la Comunidad de Madrid de Ayuso ejecutó con resultado de muerte para siete mil doscientas noventa y una personas.

El trueno de la “inseguridad jurídica” enmudece escandalosamente cuando la vista enfoca los recortes del PP la última vez que ocupó el gobierno, mientras planteaba la eliminación de la sanidad universal, la congelación de las pensiones, el recorte del subsidio por desempleo…

Una ceja enarcada, un mirar de reojo, un algo que chirría por dentro, como el sonido que hacen las uñas al arañar la pizarra, un escalofrío y apretar de dientes, un ‘¿Qué es esto?’ recorrería las entrañas de cualquier liberal de aquellos que sin saberse serlo se levantaron contra el régimen feudal en los siglos XVIII y principios del XIX. Tal es el esperpento del parto poscapitalista que sólo cabe el grito en sus primeras contracciones, tan pronto convulsionando a la sociedad como dejándola en duermevela, postrada, mientras los popes de antaño le piden que apriete para acelerar el nuevo nacimiento (Ahí todas las piezas del museo político que antaño mandaron y hoy necesitan revestirse de importancia apoyando lo más carca del panorama). El parto del neofeudalismo se prevé no tan lento, mientras se van doblando las curvas que ya se describieron hace cincuenta años en ‘Los límites del crecimiento’

En enero de 2016, Oxfam afirmó, basándose en un informe de Credit Suisse, que el 1% más rico del planeta tenía tanta riqueza como el 99% restante. Según ese mismo informe, las 62 personas más ricas de 2015 tenían tanto dinero como la mitad del planeta más pobre. Sesenta y dos personas, que cabrían en el salón de cualquier hotel, tanta riqueza como los 3.702 millones de personas más pobres de la Tierra.

El riesgo que supone para la democracia tales acumulaciones de riqueza es tal, que ya en el año 1992, el día 16 de septiembre, un sólo multimillonario provocó la quiebra del Banco de Inglaterra. En 2011, la fortuna personal de aquél multimillonario se calculó en unos 22.000 millones de dólares netos. Por comparar, de los 193 países existentes en el mundo entonces, sólo los 95 más ricos tuvieron un PIB superior a la fortuna de Soros, y Soros, según Forbes, no era la persona más rica del mundo en aquel momento. En 2023 se consideró a Bernard Arnault la persona más rica del mundo con un patrimonio aproximado de 200.000 millones de dólares, más del doble del PIB de Cuba, Luxemburgo, o Croacia (por citar algunos países).

Según Oxfam, si hablamos de la riqueza que se ha generado en todo el mundo desde el año 2020 hasta la actualidad, el 62% ha quedado en manos del 1% más rico (79,5 millones de personas) y el 38% restante se reparte de manera desigual entre los 7.871,5millones restantes.

En 1913, la fiscalidad por renta en Estados Unidos para las clases más pudientes era del 7%, elevándola en 1918, Woodrow Wilson, al 77% por considerar que la acumulación excesiva de riqueza en pocas manos no sólo era un problema para el capitalismo al permitir la manipulación de los mercados e impedir la libre competencia, sino para la propia democracia por el poder que llevaba asociada esa acumulación. En 1944, Roosevelt elevó la fiscalidad máxima por ingresos al 94% para aquellas rentas que pasaran de 200.000 dólares -el equivalente a unos 3.000.000 de hoy- haciendo más de veinte tramos diferentes para el IRPF. EEUU mantuvo una fiscalidad superior al 90% para grandes fortunas hasta 1963, cuando Johnson bajó el tipo máximo al 70%, donde se mantuvo con leves variaciones hasta la llegada de Reagan, que a principios de los años ochenta, eliminó la progresividad fiscal reduciendo la misma a dos tramos, uno del 15% para rentas inferiores a 30.000 dólares y otro del 28% para rentas superiores a 30.000 dólares, provocando el aumento exponencial de la desigualdad y la inestabilidad progresiva del país, que cuarenta años después sufrió el asalto a sus cámaras parlamentarias a manos de una turba alentada por un multimillonario incapaz de aceptar el resultado electoral.

En España, el recorrido fiscal de los últimos veinticuatro años, ha duplicado la brecha entre el 10% más rico y el 50% más pobre según señala Oxfam Intermón en su informe sobre desigualdad y reparto de riqueza.

En 2022, la tasa AROPE, empleada por la Unión Europea para medir la cantidad de población en riesgo de pobreza y exclusión social, arrojaba una tasa del 20,3% en la Comunidad de Madrid al tiempo que la región se colocaba en primera posición por PIB per cápita de toda España. Madrid, ostentó en 2021, el dudoso título de ser la región más desigual de España, siendo superada posteriormente por Andalucía y Canarias.

La desigualdad es tanta y tan creciente, que la libre competencia ha quedado reducida a un instrumento para manipulación de la “middle working class” (clase media trabajadora, no confundir con clase media) que encantada por flautistas mágicos baila hacia el precipicio como un lemming, pidiendo el retorno del feudalismo sin saberlo; de nacer campesino y morir campesino, a que los jueces se elijan a sí mismos.

La pelea de aquellos primeros liberales (S.XVIII y principios del S.XIX )no fue para eliminar el Estado, sino los privilegios de nobleza y clero que eran quienes lo detentaba accediendo al mismo por derecho de herencia (mantra histórico de la derecha, siempre empeñada en señalar apellidos) impidiendo la participación al resto. A través de la vampirización de la economía, convulsión tras convulsión retorna el feudalismo en su versión más infantil, alentada por youtubers y tertulianos a sueldo, de abochornante ignorancia pegajosa los primeros, que tiraron los libros de texto a la basura para posar frente a la web cam mientras claman contra el Estado haciéndose llamar liberales. En realidad, degradando el término. En el fondo, evangelistas ofreciendo “cursos de biblia”: pensamiento mágico intelectualmente castrante disfrazado de conocimiento, que como Pedro el Ermitaño a finales del S.XI, promete llevar a los pobres a Tierra Santa, para terminar vendidos como esclavos.

Carlos Paredes

Analista político

Fue portavoz de Democracia Real Ya (DRY, 2011-2012) colaborando en la aparición del movimiento 15-M. Fue presidente de Ecopolítica (2020-2021) y ha tenido presencia como invitado y tertuliano, en 'El programa de Ana Rosa' (Telecinco), 'Las mañanas de Cuatro' (Cuatro TV), '13 TV', 'Los Desayunos de TVE', 'El Objetivo' y 'La sexta noche' (La Sexta)... En 2011 fue portada de las revistas 'Tiempo' y 'Pronto' como portavoz de DRY, además de contar con apariciones en medios internacionales como 'Le Monde', 'Le Monde Diplomatique', 'Der Spiegel', la 'Rai', la televisión pública francesa... Su nombre aparece en el libro 'España 2020, la España que necesitamos', junto al de José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy, entre otros. Colaboró en la publicación por primera vez en castellano de 'Vida y Muerte de Petra Kelly' y actualmente lleva una vida retirada de la política activa, concretamente en el sector privado, dedicado al mundo de la pequeña empresa.

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