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La fortificación

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
jueves 13 de octubre de 2022, 11:24h

Se celebró la fiesta nacional con el Poder Judicial bloqueado y un presidente de Gobierno robando segundos al protocolo para ahorrarse minutos de abucheo. Suceden estas cosas en un tiempo de temperatura pre-electoral en la que la demoscopia pronostica malos resultados para Pedro Sánchez. Si aspira a presentarse como candidato continuista a unas elecciones generales debe prepararse para unas elecciones municipales en mayo que precederán y condicionarán la batalla final. No tiene nada de extraño que, en tal coyuntura, hable de “ir a por todas”. Es lo natural en un virtuoso de la resistencia maleducado y acostumbrado a nadar contracorriente. Utiliza todos los recursos de la propaganda política, tiñe su oratoria de demagogia y cierra filas en torno a su partido con todos sus coaligados y cómplices para combatir y denigrar a la única oposición temible que es el Partido Popular y su actual presidente Alberto Núñez Feijóo.

Lo que no es natural es que contamine a todos los poderes del Estado para amurallarse con el organigrama del Estado en vez de competir como líder de su partido. Da la impresión de que no cree en las perspectivas de su devaluado partido sino en la capacidad de “Fort-Moncloa” para resistir con los recursos públicos de todos los españoles como si fuesen armas exclusivas de su persona. Su cuartel general no es Ferraz sino la Moncloa. Ni frente popular, ni federales contra centralistas, ni pobres contra ricos. Solo un ocupante enrocado en el castillo de iras y no volverás que pretende enfrentarse contra su propio pueblo con los instrumentos que el pueblo le ha cedido para que lo gobierne y administre y no para que los utilice como palancas para violentar el curso de la opinión pública. Presentir una derrota no justifica colonizar todos los contrapesos y auditorías de control de la gestión hasta reducirlas a mecanismos de manipulación política. La justicia, la radiotelevisión pública, las empresas estratégicas, los consejos supervisores, el funcionariado sobredimensionado, todo cabe en el saco de un presidente sin otro mensaje doctrinal que resistir a toda costa desde una presidencia bunkerizada.

Nada más expresivo de la confusión de símbolos que la imagen de Sánchez convocando al presidente del Partido Popular en la Moncloa para intentar negociar el Poder Judicial como si se tratase de facultades de su persona y un partido y no de competencias del Congreso y del Senado de elegir, mientras no se modifique la legalidad, por tres cuartas partes de diputados y senadores, como señal de que “la justicia emana del pueblo” según la Constitución y no de un pasteleo entre dos mandarines. ¿Tanto cuesta a Sánchez negociar bajo techo parlamentario?

El desplome en las encuestas y el rechazo de la calle se intentan disimular con estampas de relaciones públicas seleccionadas por los magos de la prestidigitación que pululan en torno a los ambiciosos descentrados de todos los países. La sobredosis de protagonismo audiovisual trata de compensar la lejanía del pueblo. Los presupuestos del Estado se hinchan de derramas subvencionales sin cálculos prudentes del gasto público. Se incumplen sentencias y se degradan condenas para mantener la docilidad temporal de los enemigos del sistema constitucional. Se inventan enemigos secretos “que mandan sin ser elegidos”. Se vende la educación a los temas más antiéticos y antiestéticos del resentimiento social y la falsificación histórica. Todo vale para revolver los bajos instintos de la podredumbre residual y la colitis separatista. Ningún ingrediente negativo está descartado aunque deteriore el concierto constitucional si añade un pedrusco al castillo de la resistencia monclovita. Lo único importante es el sueño de mantener el poder personal aunque solo se lidere un partido minoritario.

Se trata de represar una corriente de cambio con una fortificación cementada con escombros diversos, presión fiscal, estigma empresarial y sexo a la carta. Un plan divisionista con gasto clientelar a cargo del erario público manejado con estilo autoritario. Una división radical sin freno institucional provocada por la extinción de que las rivalidades constructivas puedan operar sin merma de los intereses comunes del Estado. El asalto a la fortificación desde la calle por parte de la opinión favorable al centro-derecha liberal no será tan fácil como aparenta en los sondeos demoscópicos. Solo una inteligente ingeniería de campaña conseguirá minar los toscos muros de la fortificación por sus cimientos: las próximas elecciones municipales de mayo.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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