Los nombres propios de Ángel Arranz

Día 24. La Plaza de Las Ventas se transforma en La Plaza de Los Vientos. Aire-viento fresco, casi frío, dos tercios de entrada y seis bureles de Valdefresno. Hoy, los toros de encaste Atanasio-Lisardo son de lo peorcito que han pisado el ruedo en lo que va de feria. Abantos, mansos, de cinco años y medio, de escaso-nulo recorrido para hacer el toreo bello-bonito, tirando derrotes a diestro y siniestro. Dentro de ese mal fario de la feria de San Isidro… D. Luque demuestra que es un torero solvente para cualquier ganadería-coso. J. Garrido parece que ha evolucionado hacia un torero con más garantía-garra… petición y vuelta en su primero. Juanito, torero portugués confirma alternativa y está más dispuesto que puesto con los dos difíciles toros de su lote. Lo mejor de la tarde, un par de J.Chacón y que el malísimo genio de los toros no haya accidentado a los toreros. El aire-viento es la negación de la cadencia-estética-temple para el arte de torear.

Día 25. Llenazo. Toros de Fuente Ymbro, complicados en este caso, para D. Urdiales, Roca Rey y Ginés Marin. Toros pasados de edad, arboladura y peso. Toros de querer y no poder, es decir toros a la defensiva, huidizos con más maldad que bondad, toros deslucidos para el toreo “bonito”. La tarde se iba sin aplausos sonoros. Urdiales es un torero que normalmente alcanza su máxima expresión en la segunda parte de la faena y en la segunda parte de la temporada. Marín reaparece no sé si acertada o equivocadamente. Roca es, o dicen que es el Rey de las redes social-taurinas. Es un torero con sumo sentido de la profesionalidad. Una figura necesaria, porque a su manera da fiesta a casi todos los toros y a casi todos los públicos. A veces parece que sobre actúa. También es el máximo exponente del toreo aéreo… múltiples pases por alto de frente, de perfil, de espaldas y cambios de mano, de rodillas… Mucho efecto inmediato y no tanto para el recuerdo. Tiene seguidores que aplauden de pie, por ejemplo, un quite por chicuelinas a modo de casi trapazos. Claro, el sector más docto y fiel de Las Ventas dan réplica al triunfalismo con palmitas de tango. Roca, esta tarde, no está ni para aplaudirle hasta el infinito ni para reprocharle su entrega. Uno de los problemas histéricos-históricos que tiene parte del público-pueblo español es que no llega o se pasa en casi todo. La armonía-equilibrio es más recomendable que el exceso-receso en todas las casas, casos y cosas. Guardo un minuto de silencio y denuncia por el enésimo asesinato masivo en “el país más demócrata-libre-poderoso-rico del mundo mundial”. 19 niños y 2 adultos son las víctimas de armas-armados demenciales. ¡Que pesadillas!

Día 26. Seis toros de J. P. Domecq para Morante, J. Ortega y P. Aguado. Llenazo. Otra corrida decepcionante. Toros más de mirar-medir que de embestir. Toros inciertos-tardos que tropiezan las “telas” y tiran derrotes con la cabeza por las nubes al salir de las suertes. Toros sin alma, energía y vida. Toros para el olvido. Tarde más de protestas que de aplausos, más de figurantes en el callejón-barrera que de figuras comprometidas en el ruedo. Esta tarde, los dioses, las musas, han abandonado al genio de La Puebla del Río. Los toros de Morante se llaman Faccioso y Pontífice, visto lo visto, tendrían que llamarse Camelo I y Camelo ll. J. Ortega interpreta tres verónicas, dos delantales, dos chicuelinas en tres intentos de tandas completas… y cuatro muletazos de adorno al finalizar la faena al segundo de su lote que saben a gloria pero a poco. Dos pares de Iván García y dos puyazos de Mario Benítez nos reconcilian con la importancia de los “subalternos”. Aguado tiene demostrado ser un torero significativo, pero hoy, es o parece un novillero aguachirle. Voces de los graderíos, ¿incluidas las de VOX?, reclaman ¡TORO, TORO, TORO! Y vuelve la muy taurina división de opiniones cuando Ortega saluda merecidamente desde el tercio. Ojo, en el arte de torear cotiza tanto el valor como el valer. Hay que reflexionar y decidir.

Día 27. Cinco toros de V. del Río y el sexto de Cortés…primo hermano de los anteriores y de encaste J. P. Domecq para D. Urdiales, A. Talavante y Ángel Téllez que sustituye a Emilio de Justo. Llenazo. Los dos primeros toros, en carácter-comportamiento, parecen una continuidad de los ineptos “juanpedros” de ayer. Cuando en el ruedo hay un torero de gusto, Urdiales, con toros de disgusto, o hay un torero poderoso, Talavante, con toros flojos-sosos, no hay, no puede haber la atención-intención-emoción que el arte de torear merece. Sí, hay algún detalle a tener en cuenta, pero no hay expresión-unión torero-toro suficiente en el albero para que cale de verdad en la exigencia-sensibilidad de la mayoría de espectadores. El éxito de Ángel Téllez, que abre la Puerta Grande, es muy merecido. Hasta hoy, ha toreado menos festejos que cualquiera de las llamadas figuras en una quincena de agosto. Mucha autenticidad y mucho mérito tiene el joven espada. Hace unos días ya había firmado los naturales más esculturales-solemnes de la feria. Esta tarde está valiente, gustoso y variado con el capote. El conjunto de su actuación con la muleta es ordenado-ortodoxo… pone con cierta facilidad orden en el caos como diría Esplá. Es un muletero clásico, dominador, elegante, firme, solvente. Ya forma parte de los “cuatro ases veinteañeros” junto a Roca, Marín y Rufo. Sí, parece que hay materia prima de calidad-garantía para las próximas 10-15 temporadas. ¡Que los dioses les protejan!