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Salida a hombros de Ángel Téllez en la reciente Feria de San Isidro.
Salida a hombros de Ángel Téllez en la reciente Feria de San Isidro. (Foto: Plaza1)

San Isidro 2022: notable para los toros, aprobado para los coletudos y doble suspenso para el público

jueves 09 de junio de 2022, 18:39h
El santo patrón madrileño, como ha sido tradicional en estas recientes fechas hasta que el país sufrió la gravísima cornada del coronavirus, ha pasado lista a la situación de la Fiesta. Y como en todas las ediciones anteriores el examen dejó diversidad de calificaciones. Tanto para los bicornes, no olvidemos que son los auténticos protagonistas, como para sus antagonistas, los toreros, y para los asistentes, entre los que cada año hay menos aficionados y más público de aluvión. No es de extrañar, pues, que en lo que a exigencias se refiere, el cotarro haya suspendido, incluso por partida doble, como iremos analizando en este resumen. Algo mejor han salido de la prueba, con un aprobado raspadillo, los espadas, alcanzando el notable como promedio los ganaderos de bravo con los bureles que enviaron a la cátedra venteña.

Comenzando por estos últimos, es menester puntualizar que aunque no saltó por chiqueros ninguna corrida completa –lo más parecido fueron las de Domingo Hernández/Garcigrande, La Quinta, José Escolar y las novilladas de Conde de Mayalde y Fuente Ymbro- en el juego de los animales, sí que hubo muchos toros –de los 174 lidiados de 25 hierros- a lo largo del ciclo que ofrecieron opciones para un triunfo que no siempre se produjo. Son los casos sobre todo de ‘Gañafote’, de La Quinta, que se lidió el 11 de mayo; ‘Majadero’ de El Parralejo, que saltó al ruedo el 15 de mayo, ‘Vinatero’, de José Escolar, el 31 de mayo; ‘Pelucón’, de Alcurrucén, el 1 de junio, y ‘Garañuelo’ de Victorino Martín, el 5 de junio.

A esa calificación de cinco justito han colaborado fundamentalmente tres jóvenes matadores que en la mayoría de los jurados compitieron por el premio al triunfador absoluto del abono: los toledanos Ángel Téllez, auténtica revelación, y Tomás Rufo, que abrieron la soñada Puerta Grande con algunos reparos. También ambos pelearon por la mejor faena con dos consagrados como Morante de la Puebla y El Juli, única de las figuras que cumplió, a diferencia de Talavante, que pegó un petardo enorme en su apuesta por hacer cuatro paseíllos, cortando tan sólo una oreja, y Manzanares.

También salió a hombros el novillero Álvaro Alarcón, aunque el mayor impacto lo logró el mexicano Isaac Fonseca. Dos orejas sin mucho peso, una por tarde, obtuvo Álvaro Lorenzo, y una por coleta Paco Ureña, Javier Cortés, Curro Díaz, Román, Gómez del Pilar, Leo Valadez y los novilleros Manuel Diosleguarde y Jorge Martínez. Por último, también hubo buen nivel general entre picadores y subalternos, destacando muy especialmente con los rehiletes Fernando Sánchez.

De catedral del toreo a plaza de talanqueras

Y, lo peor, el suspenso absoluto por partida doble del público. Sí, porque de un lado, sus exigencias fueron muy bajas, a veces extraordinariamente ínfimas jaleando no sólo vulgares, sino malos y ventajistas muletazos convirtiendo a la teórica cátedra y catedral del toreo en una plaza turística o de talanqueras. Mas no acaba ahí el petardazo del gentío –cotarro indocto de aluvión y escasos buenos aficionados, esturreados por ese sanedrín sabio que es el 7 y por otros tendidos-, porque en cuanto a educación todavía el balance es paupérrimo.

No únicamente en su incultura táurica, sino en su educación general, con lanzamiento de almohadillas, como con Ureña no para censurarle, como es tradicional –y también injustificable- ¡sino para jalearle una buena faena bajo la lluvia! Sin olvidar que algunos porteros y acomodadores se sintieron abandonados de apoyo policial, e incluso a veces insultados por las turbas en muchos casos. Y es que el público que va a los toros, como siempre, es un reflejo de esta sociedad/suciedad. Máxime cuando se le jalea por aquello de la falsa libertad desde los poderes públicos, como presume Isabel Díaz Ayuso.

A la presidenta de la Comunidad, que tanto defiende de boquilla la Fiesta e incluso asiste en ocasiones pasando por el callejón para que la vean y aclamen- había que calificarla con otro suspenso, con un cero absoluto –si es que sabe lo que es- por esta cuestión y por permitir que el coso monumental –propiedad de la Comunidad- se vaya deteriorando por todas partes a pesar del mucho dinero que recauda por el canon de la empresa y otras concesiones y por el IVA cedido.

Cualquier día va a ocurrir una tragedia de la que Ayuso será la máxima responsable política. Eso sí, para, dentro de su especial y falso concepto de libertad y auténtico de cañas, fue capaz de autorizar a la plaza como discoteca nocturna a la que mayoritariamente asistía la turba, la marabunta inculta e insolidaria causando más destrozos, por si fuera pocos los que ya había desde el inicio de la temporada.

Lo dicho/escrito: un cero absoluto para ella, capaz de llegar y superar a ese teórico límite inalcanzable de baja temperatura, que en su caso, es de ineptitud taurina, por no entrar en otros terrenos que no vienen al caso. Para que vea, usted, señora presidenta, que se lo he explicado y gratis.

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