San Isidro: triunfar con ‘samulos,’ misión imposible

Prácticamente una década ha transcurrido desde la última vez que estos bicornes saltaron al ruedo venteño, por supuesto sin ofrecer opciones de triunfo, y nada ha cambiado en su pésimo juego, en su descastamiento total y brutal. Es más, en esta no menos pésima reaparición, junto a su habitual bronquedad y embestida con las caras altas y a la defensiva, adolecieron de una flojera general, que obligó a devolver al corrido en tercer lugar, un camino que podían haber seguido otros.

Esa devolución fue una suerte, en parte, para su beneficiario, Morenito, que se enfrentó a un sobrero de José Cruz también manso y justo de fuerzas pero más manejable. Lo recibió con las únicas verónicas elegantes de la función y después le dio distancia con la muleta para una serie inicial de redondos que prometían una buena faena. Pero entre que el burel se fue desfondando y que el de Aranda se limitó a chispazos sueltos la llama no prendió como se esperaba.

Intentó mejorar con su segundo, ya de la divisa titular, a base de mantenerlo en el platillo, lejos de la querencia, para robarle unos pocos redondos de cierta ortodoxia, antes de hacer lo propio al natural con una serie muy lograda, ya en tablas. Pero, claro, el descastado bicho era un ‘samulo’ y cuadrar una faena lucida con él era utópico. Al menos el burgalés pudo disfrutar de algunas secuencias parecidas al arte del toreo, cosa que sus compañeros –sin la suerte de que les echasen al corral a sus correspondientes enemigos- tuvieron imposible.

Robleño lo intentó con su lote en dos labores pariguales probándolos en todas las distancias y las querencias -su primero intentó saltar al callejón en dos ocasiones nada más salir- fajándose con ellos para nada, salvo para dejar ante el otro -con la arboladura más lllamativa y amenazante en lo que va de feria-.una espectacular estocada al encuentro olvidándose con indiscutible valor de esas dos navajas albaceteñas.

Y aún peor le fue al toricantano, muy a su pesar, claro, porque Castaño estrelló sus ilusiones con los desafueros de sus bureles, pechando, además, con el único que iba más allá de sus rebrincos, porque éste, el de la ceremonia, pegaba unos hachazos tremebundos que por fortuna no le alcanzaron.

Toros de ISABEL (1º, 2º y 5º) y SAMUEL FLORES (4º y 6º), grandones y con mucho peso, con 4º y 6º escasos de trapío. Todos mansos, broncos, descastados y flojos; 1º, peligroso. 3º sobrero de JOSÉ CRUZ (en sustitución del de la divisa titular, devuelto por inválido), bien presentado, justo de fuerzas y noble. FERNANDO ROBLEÑO: silencio; ovación. MORENITO DE ARANDA: ovación; silencio tras aviso. DAMIÁN CASTAÑO, que confirmaba alternativa: silencio; silencio. Plaza de Las Ventas, 30 de mayo, 22ª de Feria. Dos tercios de entrada (15.344 espectadores, según la empresa).