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Uno de los redondos de manos muy bajas que José Garrido logró con su primero.
Uno de los redondos de manos muy bajas que José Garrido logró con su primero. (Foto: Plaza1)

San Isidro: la moruchada de Valdefresno y el aire impidieron el lucimiento de la terna

martes 24 de mayo de 2022, 22:58h
Es una ecuación táurica que ni tuvo ni tiene ni tendrá solución. Sí, el sumatorio de un conjunto de moruchos sin un mililitro de sangre brava y un viento desatado que complica el manejo de los trastos. Cual aconteció este martes sobre el ruedo venteño, donde por estas dos negativas circunstancias se estrellaron los ánimo de triunfo de la terna ante la infumable corrida de Valdefresno, posiblemente la peor de su larga historia de presencias en la cátedra. Ante ambos desafueros, destacó, por escribir algo, cierta la solidez de Daniel Luque y la disposición, con algunos detalles artísticos de José Garrido, mientas el toricantano Juanito pasó con pena que gloria.


Pariguales de edad de cinqueños largos y buena presencia, los toros, es un decir, de la divisa salmantina, también, de primero a último, lo fueron de comportamiento desde que aparecían por chiqueros: mansurrones, rebrincados, descastados, con la cara alta, a la defensiva, y, además, con el agravante de sus justas fuerzas, mostrando como único positivo su nobleza. Ya el de la ceremonia festejo apuntaba así, impidiendo al confirmante cualquier utopía de triunfo, aunque a Juanito se le vio conformista y sin aprovechar unas primera embestidas menos malas.

De similar manera a lo que ocurrió en el postrero, cuyos defectos le desbordaron incluyendo un airoso -y nunca mejor traído a colación el término- desarme. En tal aspecto de la disposición el otrora prometedor novillero José Garrido -cuya trayectoria ya doctorado nunca alcanzó lo que de él se esperaba-, fue la antítesis del portugués. Se marchó a tablas a pelearse con su primera burra con cuernos y allí le extrajo un par de cortas series de bellos naturales y otras dos en redondo con la pañosa a rastras e incluso, el mundo al revés, persiguiendo él al animal para nuevos intentos que ya no cuajaron.

No era para esa petición de oreja que el usía desatendió, pero quedó un apunte esperanzador de cara al futuro del extremeño. Lo que ya no le dejó el otro todavía más descompuesto, pero con el que al menos se lució con el percal -lo único brillante con el capote en toda la tarde- al recibirlo a la verónica y en un apasionado quite por chicuelinas de manos muy bajas.

Luque, que frente a su primero, el más saltarín, pareció que se había dejado el temple en Gerena por los enganchones que sufrió, sí que festoneó cosas interesantes en el cuarto. Al que logró sujetar en el platillo, un mérito especial con este tipo de bicornes, y allí, con todo el oficio y suficiencia que no alcanzó en el anterior, dejó volutas de su clase en el toreo en redondo y en los cambios de mano, luquesina incluida. finales.

FICHA

Toros de VALDEFRESNO, con trapío y seriedad, 2º, 4º y 5º descarados de pitones; mansos, descastados y flojos, que no dieron juego. DANIEL LUQUE: silencio; ovación tras aviso. JOSÉ GARRIDO: vuelta tras aviso; silencio. JUANITO, que confirmaba la alternativa: silencio tras aviso; silencio tras dos avisos. Plaza de Las Ventas, 23 de mayo, 17ª de Feria. Dos tercios de entrada.



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