Una corrida a toda ley, en la que se mantuvo el interés durante las dos horas y media que duró. Con los ojos, y posiblemente algún sentido más, clavados en la arena, ora disfrutando del toreo y la lidia, ora sufriendo con el dogal de la angustia. Porque allí pasaban cosas. Los responsables fundamentales de ello fueron los reyes de la Fiesta, los protagonistas: los toros. No es que el de José Escolar fuera un encierro perfecto, ¡quia! Pero en sus diversas cataduras, todos los bicornes vendieron caras sus vidas y exigieron a sus antagonistas, los coletudos, la máxima entrega y disposición. La que alboreó Gómez del Pilar, que tras cortar una oreja de peso en su primero, se fue a recibir de nuevo al otro de rodillas en el tercio y allí fue cogido sufriendo dos heridas en el glúteo, una de ellas de 20 centímetros, de pronóstico grave.
El encierro del veterano ganadero, siempre de irreprochable trapío, tuvo disparidad de comportamientos, incluso cambiantes en un mismo burel:: nobles, fieros, mansos, encastados, geniudos, descastados, flojos, peligrosos…pero siempre con la listeza y movilidad que les suele caracterizar. Además, con él se recuperó la suerte de varas con la mayoría de los animales acudiendo de lejos, aunque luego bajo el peto sólo cumplieron, sin llegar a bravos, primero y quinto. En definitiva, bicornes nada fáciles ante los que me gustaría a mí ver a ciertas figuras (y no voy a dar nombres) que siempre exigen otro tipo de ganaderías dóciles y hasta tontonas.
No es el caso, claro, de la terna que despachó a los ‘escolares’, además en su única oportunidad en el larguísimo abono. La cara y la cruz fue para Gómez del Pilar, al que le correspondió en primer lugar ‘Milagroso’, un manso en el caballo y encastado en todo lo demás, que hizo honor a su nombre. Porque arrolló a su matador cuando le recibió de hinojos en el tercio, como es su costumbre, saliendo ileso no se sabe la razón. Como aconteció segundos después ya de pie con el capote y en un momento de la faena en que el madrileño le perdió la cara y fue volteado espectacularmente.
El animal tenía fijeza y quería pelea, y el coletudo se la ofreció con los tendidos emocionados sobre todo cuando a base de pisarle el terreno jugándosela de verdad de la buena, y con los espectadores sintiendo, y sufriendo, una aguja en el estómago, fue capaz de imantar a su muñeca el asta sumisa en cortas series de naturales y unos redondos esplendorosos como cierre antes de despenarlo. Gómez echó en su esportón el trofeo de mayor peso y emoción del abono, al margen de los que se ganó de manera artística Ángel Téllez.
Pero, luego, cuando tenía abierta una hoja de la Puerta Grande, el coletudo no se apeó de su costumbre y la cambió por la puerta de la enfermería, porque el sexto ya no se llamaba 'Milagroso' y tras arrollarle también, le persiguió con saña y le hirió. Muy posiblemente no hubiera obtenido trofeo porque fue el animal más peligroso de la tarde, desentendiéndose de los engaños y buscando siempre a Octavio Chacón. Mas no se puede pasar por alto, es justo y necesario destacar los dos excepcionales y emocionantes pares de banderillas de Ángel Otero.
El propio Chacón, siempre muy técnico y sobrado de facultades, había intentado el toreo clásico con el que abrió plaza, que era noble pero sin fuerza, lo que se lo impidió. También noble era el cuarto, pero sin casta alguna y se fue apagando en la muleta. En cambio el segundo mantuvo su fijeza y ganas de pelea toda la lidia sin permitir ni un respiro a Lamelas, que anduvo con entrega y valor. El otro, muy agresivo, le desbordó con el percal, y con la pañosa iba y venía con la cara arriba sin que el jienense lograra acoplarse.
FICHA
Toros de JOSÉ ESCOLAR, muy bien presentados, astifinos, de comportamiento desigual: con 1º y 2º, manejables aunque flojos; 3º, encastado y con genio; 4º y 5º deslucidos, y 6º muy peligroso. OCTAVIO CHACÓN: silencio tras aviso; silencio; silencio. ALBERTO LAMELAS: ovación tras aviso; silencio tras dos avisos. GÓMEZ DEL PILAR: oreja tras aviso; cogido por el 6º. Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. 23ª de abono. Dos tercios de entrada. Enfermería: Gómez del Pilar fue atendido de herida por asta de toro en región glútea izquierda con una trayectoria de 20 cm. hacia delante y hacia abajo, que provoca destrozos en músculos glúteo mayor e isquiotibiales y bordea la cara interna del fémur, contusionando el nervio ciático y la arteria femoral. Herida inciso contusa en región occipital. Pronóstico grave.
Crónica del festejo anterior.
Si (
No(
