www.diariocritico.com
Veranos con adolescentes
Ampliar
(Foto: Pixabay)

Veranos con adolescentes

jueves 08 de agosto de 2019, 12:13h

Solo el título estremece, ¿verdad? La imagen que nos viene a la cabeza es ese chico o chica con unos cascos y un móvil como extensiones de su cuerpo.

¿Cómo podríamos mejorar la relación entre padres y adolescentes? Lo mejor, que los padres veraneen en la luna y los hijos adolescentes en Marte, pero hasta el momento parece que lo más lejos que podrían irse sus hijos es a un campamento y no dura todo el verano, así que les invito a analizar cómo nos comunicamos y posibles soluciones para practicar en vacaciones.

Aunque cada día aparezcan diferentes motivos de discusión: estudia, ayuda, ponte otra cosa, escúchame, obedece, deja el ordenador… los conflictos entre padres e hijos son necesarios para el desarrollo de su independencia. Al fin y al cabo, lo que quieren o al menos pretenden, es resituarse y conseguir una relación más igualada con los adultos. Es necesario pasar estas turbulencias para su transición a la adultez, quieren ponerse en su lugar buscando la simetría: están conquistando su personalidad y necesitan autoafirmarse cuestionando a sus padres.

Los “choques” con los hijos adolescentes, aunque sepamos que es lo que toca, al final son las barreras que impiden resolver los conflictos y como en tantos otros temas, en este caso también pasa por una buena comunicación (cargada de paciencia, eso sí). Aquí no vale, “porque lo digo yo”, aquí toca serenarse y argumentar. En otros contextos se supone que como adultos sabemos negociar ¿qué pasa entonces en nuestra casa?

Tenemos que practicar el diálogo abierto dejando posibilidades a una solución negociada donde ambas partes puedan exponer sus puntos de vista teniendo en cuenta la propuesta del otro y ceder por ambas partes.

También puede ayudar el no reírnos de sus opiniones por muy diferentes a las nuestras que sean y cuando escuchemos, lo hagamos de manera activa: preguntando y practicando la empatía, que a veces con la familia se nos olvida. Podemos fijarnos en lo que les interesa, la música, por ejemplo, puede ser un salvoconducto para hablar con ellos, explicarles las sensaciones que transmite abrir un vinilo a alguien que escucha música en una plataforma digital, puede resultar todo un proyecto de investigación social.

Es importante evitar las críticas y los reproches que solo consiguen malestar y no facilitan precisamente la comunicación, al revés, nos encontraremos con nuestro adolescente y su lado más hostil.

Hay que dejarle expresarse e incluso poner en valor a sus argumentos y después, sin espacio para el sermón, hacer comentarios o contar experiencias propias que vengan a cuento, pero sin consejos; cuantos menos le dé, más les pedirá. Por cierto, los adolescentes no cuentan casi nada, pero aún menos cuando se lo pedimos.

A estos padres y a estos hijos, les deseo mucha calma y aprender de los silencios, que muchas veces son más eficaces que un enfado desproporcionado.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
1 comentarios