Crítica de la obra de teatro 'Un verano lo cambió todo': lo que pudo haber sido y no fue

Durante el mes de junio, la noche de los sábados en Nave 73 ha sido -y aún queda una representación-, para ‘Un verano lo cambió todo’, una propuesta que parte del texto de Susana Mercado y que dirige Juan Ángel Melero.

La fábula, buenista y un tanto naif, que se presenta en ‘Un verano lo cambió todo’, busca en el pasado un tiempo feliz, una Arcadia inocente y verdadera en donde habita la adolescencia y, con ella, todos los sueños puros a los que solo el tiempo parece dar su verdadera dimensión. Tras veintidós años sin volver a verse, un grupo de ocho amigos se reencuentra con el fin aparente de revivir aquellos viejos tiempos de adolescencia, de amores perdidos, de sueños rotos de los que apenas si queda ya más que un recuerdo desdibujado. Había un amigo más al que, sin duda, le hubiera gustado acudir, pero está en el hospital luchando contra un tumor terminal. Se trata de Ismael, el que aglutina los mejores momentos con todos y cada uno de los restantes amigos...

Los distintos personajes retratan toda una generación, la de los llamados millennials, sin grandes sueños de futuro, algunos ya padres de familia, y casi todos insatisfechos por su situación laboral o personal. Están interpretados por Esther Corredor, Estefanía Doménech, Manuel Galea, Ana Blanco, Juan Ángel Melero, Berta Álvaro, Míriam de los Ríos y Pedro Girón quién destaca por dar un mayor nivel de contradicción, de verdad y de energía a su personaje (Carlos, separado, padre de dos hijos que vuelve a sentirse atraído por su amor de adolescencia y ahora no quiere dejar pasar la oportunidad de intentarlo de nuevo…).

Tantos años después de aquella crucial reunión de adolescencia -calimochos, cigarrillos, confesiones, miradas, anhelos, y frustraciones se daban cita allí-, los ahora treintañeros largos se debaten en la quimera que propone uno de ellos, psicólogo y anfitrión del encuentro, de intentar volver al pasado para reconstruirlo todo y así, buscar al menos, propiciar que Ismael no hubiera acabado con ese tumor en el cerebro.

La acción discurre en esos momentos en que todos deben ponerse de acuerdo, arriesgando incluso sus aciertos y sus errores de estos últimos años, con el único, quimérico y loable fin de enderezar la salud del amigo ausente. Allí se dibujan las situaciones personales de todos y cada uno de ellos y las dudas que les plantea la nueva y voluntarista decisión.

El escenario presenta un salón moderno, informal, con los elementos necesarios para dar cobijo a esa reunión nostálgica que acaba convirtiéndose en una aventura distópica y naif a la que, finalmente, todos aceptan jugar. Naturalidad, desinhibición, descubrimientos, explicaciones, silencios y confesiones inundan esa reunión que los actores consiguen materializar como real y verdadera. La función, eso sí, solo interesará a aquellos que rondan edades en donde comienza ya a hacer mella la ansiedad, la añoranza, el arrepentimiento, la contrariedad, la desazón, la herida, la melancolía y la zozobra. Solo entonces emerge aquello del “…qué habría sido si...”.

‘Un verano lo cambió todo’

Texto: Susana Mercado

Dirección: Juan Ángel Melero

Intérpretes: Esther Corredor, Estefanía Doménech, Manuel Galea, Ana Blanco, Juan Ángel Melero, Berta Álvaro, Míriam de los Ríos y Gabriel Andújar/Pedro Girón

Técnico de luces y sonido: Raúl de la Fuente

Compañía: Serendipity Teatro

Colaboración: Yolanda García, Ibtissam El Faiz, María Blanco, Javier Jones, Pablo Mahamud, Jaime Picado, Laura Sofía Bonilla, Lucía Mahamud, Adrián Segovia, Rebeka Mihaela Vladu, Mercedes Colado y Pablo Manso

Sala Nave 73, Madrid

Hasta el 25 de junio de 2022