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'La cantina': el imperio de los sentidos

viernes 10 de enero de 2020, 12:27h
'La cantina': el imperio de los sentidos

Si la personalidad es lo que define a un estilo, Teatro en el Aire tiene las dos cosas, estilo y personalidad. Su teatro es verdaderamente toda una experiencia sensorial y teatral. Por unos días puede volver a comprobarse, y en cabeza propia, a través de su original, sorprendente y extraordinario montaje, ‘La cantina’, en la madrileña Juan Gallery, al ladito de Embajadores y justo detrás de La Tabacalera.

La propuesta se genera en torno a una mesa alargada, como la de cualquier tasca o cantina –de ahí el título del montaje-. En torno a ella se congregan todos los espectadores, mientras que el reto de las actrices de Teatro en el Aire es el de conseguir en poco más de 90 minutos que se relajen, que pierdan el miedo al ridículo, que se conozcan mutuamente y, a partir de ahí, que escuchen, que vean, que toquen, que degusten y que huelan cuanto se les brinda.

Es un juego de sensaciones, de experiencias que empiezan ya desde el mismo momento de entrar descalzos a ‘La cantina’, y comenzar a sentir el frío de las baldosas. El gesto no es baladí porque a renglón seguido no se va a hacer cosas distintas a hablar, a sentir, a cantar o a llorar en torno a la vida y a su cara B, la muerte. Y todo sin tabúes, sin espantos, sin alharacas, sin miedos. Mejor enfrentarse a lo que venga (y lo único que sabemos que vendrá, tarde o temprano, es la muerte), con serenidad, con alegría, con naturalidad. ¿Hay algo más natural que la vida y más seguro que la muerte?

Partiendo de la idea original de Lidia Rodríguez, que también dirige el montaje y firma la dramaturgia junto a Rocío Herrera, tres actrices, cantineras y maestras de ceremonia embelesan de principio a fin a dos o tres docenas de espectadores por función. Comparten con ellos la fiesta de la vida, la cotidianeidad de la existencia (comer, beber, amar), el cuerpo y el alma, la risa y el llanto. El ambiente es puro México, donde se vive codo con codo con la muerte y los muertos. Y ni en las cantineras, ni en la mesa falta detalle alguno: colores alegres en sus vestidos, calaveras sobre la mesa, esqueletos invitados, guacamole, tequila, sal, azúcar, agua, canela, cacao… Saberes y sabores milenarios que nacen, se reproducen y mueren con el hombre y con la mujer, para volver otra vez a recorrer entero el círculo de la vida. Nada es, todo cambia, etc.

Estupendas La Pelona, o lo que es lo mismo, Laura de Casas; La Flaca, Rocío Herrera y La Llorona, Lidia Rodríguez. Todas ellas hablan, cantan, declaman, interactúan frente a frente con todos y cada uno de los espectadores y, después de unos minutos, comienzan ya a tocar su fibra más íntima y hasta estremecerlo con evocaciones personales (padres, madres, abuelos, hijos, amantes, amigos…), que por pura traslación emocional, resucitan también en sus almas.

Me llevo en el cuerpo las mil sensaciones de ‘La cantina’, y grabo con letras de oro en mi alma eso de “¡No dudo, ni me arrepiento, ni dejo para otro momento! ¡Salud!”. Un montaje imprescindible y de los que dejan huella indeleble. No faltes a la cita. Puede ser la última.

‘La cantina’

Idea original: Lidia Rodríguez

Dirección: Lidia Rodríguez

Dramaturgia y Autoría: Rocío Herrera y Lidia Rodríguez

Reparto: Laura de Casas, Rocío Herrera, Lidia Rodríguez y Guadalupe Marcote

Música original: Mil i María y Mauricio Corretjé

Impresiones sensoriales: Teatro en el Aire

Diseño vestuario: La Negra

Diseño de escenografía: La Negra, Rocío Herrera y Celia Teira

Técnico constructor: Venancio Sánchez

Fotografías: David Resino

Jefe técnico montaje: Jesús Lucio Isidro

Diseño gráfico: Jorge Amich, Miguel Angel Carmona y Rocío Herrera

Distribución y prensa: Érase una vez cultura

Producción: Teatro en el Aire

La Juan Gallery (C/ Provisiones, 26. Madrid)

Hasta el 12 de enero de 2020

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