El actual rey mediático y económico del escalafón, tras una floja feria isidril, salió este domingo a revientacalderas, eso sí a su modo y manera. Y Roca Rey se la jugó de verdad de verdad de la buena para volver a hacerse favorito del público mayoritario que le idolatra y acude a verle, y apoyarle, también en unas Ventas cada día más fáciles para el triunfo, que no del minoritario sector exigente. Méritos artísticos del toreo fundamental con capote y muleta aparte, que pocos cascabeleó en sus dos faenas, su quietud y emocionantes arrimones entre las amenazantes astas de sus bicornes calaron hondo entre sus seguidores. Trofeos aparte, sólo obtuvo la oreja de su primer enemigo, después de dos avisos, y puertas grandes o puertas chicas aparte, es loable que el número uno actual, mediático y económico, dé la cara y viniera a Madrid, a su manera, se insiste, como debían venir el resto de las cómodas figuras. Ni que decir ni escribir tiene que se merendó a un Juli vulgar y casi apático y a un Talavante con el peor lote pero que tampoco fue un dechado de entrega.
De modo que el peruano fue el protagonista de la función, y no es baladí agregar que, como en la mítica película, con él llegó el escándalo. Y el enfrentamiento de los forofos de Roca con los del sanedrín sabio del 7 -aunque haya muchos otros excelentes aficionados por otras localidades-. Aconteció que el rey -mediático y económico, se insiste- del escalafón inició en el tercero su labor con dos emocionantes pases cambiados por la espalda, pero a la hora del esencial toreo en redondo y al natural no pasó de una relativa ortodoxia ventajista, fuera de cacho y con abuso de pico –la misma que utiliza él, y los demás, en todos los cosos y son premiadas con orejas e incluso rabos-.
Que se lo reprocharan desde el 7 encolerizó a los ‘roquistas’ e incluso al propio coletudo, que les miró desafiante, y tiró de alardes de valor entre los pitones del bicho, lo que enardeció a sus fanáticos, a los que no les importó que tras un espadazo y dos descabellos le llovieran dos avisos para pedir el trofeo que el usía tras pensárselo mucho concedió.
De forma similar transcurría la faena del peruano en el último, buscando otra oreja para descerrajar la Puerta Grande. Estatuarios a pies clavados, una ligera mejoría en la colocación y en el embroque del toreo con ambas manos y nuevas recriminaciones del 7, a las que respondió el resto del coso con encendidos gritos de ‘fuera, fuera’.
Todavía la división y el escándalo fue mayor cuando en un nuevo, efectista y efectivo, arrimón con la femoral en juego, el toro le volteó de manera espectacular y le buscó con saña sobre la arena dando idea de un grave percance, que milagrosamente no ocurrió. Demudado pero con máximo pundonor, Roca volvió a meterse entre las astas y puso en pie a sus seguidores.
Los que de nuevo no tuvieron en cuenta un feo metisaca y media estocada desprendida para flamear moqueros de manera que pareció suficiente para la oreja que esta vez el usía, quizás arrepentido por su decisión anterior, fue capaz de aguantar a costa de un broncazo compartido con el minoritario sector exigente que le ovacionó.
Sea como sea, la actuación de la máxima figura, mediática y económica, levantó al público indocto del sopor en que le habían sumido las otras dos figuras derrotadas por el peruano. El Juli, por sus propios deméritos con un par de bureles obedientes y manejables a los que le dio tropecientos mil pases sin ningún aroma, aunque una serie de redondos a su segundo fue lo más parecido, y lo único, a un toreo clásico en toda la función. Y Talavante, más por culpa de su lote mansurrón, flojo y descastado, aunque el extremeño tampoco fue un dechado de entrega y los pasaportó pronto.
Toros de VICTORIANO DEL RÍO, 1º, 3º y 4º con la divisa de CORTÉS, justos de presencia, fuerzas y casta (sobre todo 2º y5º), muy nobles. EL JULI: palmas; palmas tras aviso. ALEJANDRO TALAVANTE: silencio; silencio. ROCA REY: oreja con protestas tras dos avisos; peticion y vuelta tras aviso. Plaza de Las Ventas, 11 de junio. Corrida en memoria de José Cubero Yiyo en el 40º aniversario de su muerte por un toro en Colmenar Viejo. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).
Si (
No(
