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El tercer hombre

El tercer hombre

miércoles 12 de febrero de 2014, 18:48h
No, no va la cosa de novela negra de Graham Greene ni de cine de la serie B de Carol Reed, aunque sí tiene bastante de padrinos y de intriga policiaca, sino de esta política de ida y vuelta, de opereta bufa en la que nos tienen sumidos los principales partidos del panorama electoral español, de esta especie de vodevil al que los ciudadanos asistimos como meros espectadores pagando, eso sí, una cara entrada con nuestros impuestos. Como habrán adivinado voy a centrar este artículo en el nombramiento, por fin, ¡válgame Dios!, del nuevo presidente del PP andaluz y candidato popular a la Presidencia de la Junta de Andalucía, que ha recaído en el secretario de Estado de Igualdad y Servicios Sociales, Juan Manuel Moreno Bonilla. Ante todo habría que analizar varias cuestiones. Primera cómo se ha producido el nombramiento; segundo si éste es el fruto, como se ha dicho en muchos medios, del soterrado enfrentamiento entre Javier Arenas y María Dolores de Cospedal, y tercero si Moreno Bonilla es el mejor de los candidatos posibles para enfrentarse a Susana Díaz en unas elecciones, las andaluzas, en las que el PP se juega buena parte de su futuro y que, ahora más que nunca, podrían adelantarse.

Respecto a lo primero, lo que no se entiende es que Mariano Rajoy haya esperado tanto para imponer a su candidato, conociendo como conocía, las apuestas de los distintos dirigentes provinciales, regionales y nacionales del partido en las que Moreno Bonilla jugaba siempre un papel secundario. Este retraso sólo ha provocado enfrentamientos internos banales e innecesarios y haber dejado en evidencia a algunas importantes pèrsonalidades del partido que le podrían ser muy útiles cuando llegue la hora del enfrentamiento en las urnas. No se entiende aunque es algo a lo que el presidente del Gobierno nos está acostumbrando a los españoles, a dejar que los problemas se enquisten a ver si se arreglan solos y a ponerse de perfil a la hora de tomar una decisión. Tanto que esa decisión tantas veces aplazada sin sentido, que ha cogido con el pie cambiado no sólo a los militantes populares sino también al PSOE andaluz, la comunicó telefónicamente cuando se encontraba de viaje oficial a Turquía y a un sólo día de cerrarse el plazo de presentación de los avales para optar a la elección en el congreso del 1 y 2 de marzo. Como cantaba Carlos Puebla y Los Tradicionales: "Se acabó la diversión, llego el comandante y mandó a parar..." La pregunta que queda en el aire no es, como dice el impresentable de Mario Jiménez, el "dedazo divino" de Rajoy ya que aquí el que no corre vuela y lo de su jefa Susana no sólo fue un "dedazo" sino una herencia entre familares directos, la cuestión es si el PP andaluz, bastante debilitado por la acefalia de poder en los últimos meses, no ha sido gravemente perjudicado por el excesivo retraso en el nombramiento de su candidato.

La segunda cuestión, la del enfrentamiento en Génova de los distintos sectores del PP que quieren controlar el partido, es, si cabe, aún más grave porque denota ua falta de liderazgo claro y muy peligrosa en un partido que tiene la mayoría absoluta en el Congreso y Senado y que ostenta el Gobierno de España. El supuesto pulso entre Arenas y Cospedal, con nombres añadidos importantes adosados a uno y otro bando, me recuerda las disensiones socialistas posteriores al último mandato de Felipe González y pone al descubierto una crisis interna que podría explotar en el momento más inconveniente no sólo para el propio PP, sino para el conjunto de los españoles que estamos pendientes de lo que va a ocurrir en Cataluña y si, por fin, vamos a salir de la crisis..

Por último está la pregunta si Juan Manuel Moreno Bonilla es el mejor candidato posible para enfrentarse en estos momentos a una Susana Díaz crecida y en ascenso permanente. Es algo que aún está por ver porque a ambos contrincantes les unen algunas similitudes que no dejan de llamar la atención. Los dos proceden de familias humildes, los dos son relativamente jóvenes, los dos se iniciaron en política en las organizaciones juveniles de sus partidos, los dos han desarrollado toda su vida laboral en las distintas administraciones públicas y los dos se han ocupado del Departamento de Igualdad en los últimos meses. Quizás lo de menos sea el nombre y el conocimiento del candidato porque hay expertos en marketing, por ejemplo Pedro Arriola, capaces de hacer famoso a un personaje en un abrir y cerrar de ojos, lo que debería importarle ahora al PP, y no sólo al andaluz, es evitar provincianismos absurdos y que su candidato esté arropado por una unanimidad sin fisuras. Y les auguro que no van a tener mucho tiempo para hacerlo famoso en toda Andalucía porque me da a mí que a Susana Díaz y sus asesores les pueden haber entrado las prisas para agotar la actual Legislatura y coger, lo que se dice vulgarmente, en bragas al PP andaluz.  
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