Después de su "Anatomía de la vida cotidiana", la primera novela de Fernando Caballero Bello, donde dio visibilidad a personas de vidas aparentemente anodinas y corrientes, aparece su segunda entrega narrativa: "Agosto impávido y nemoroso"; una obra centrada en las complejas relaciones humanas, en la que abunda en esa parte de la población cuyas vidas por complejas son susceptibles de pertenecer a la categoría de personaje literario.
Por las especiales características de la personalidad de los personajes y por la situación contextual de los acontecimientos, la novela avanza por territorios inestables y movedizos que traspasan sus páginas para mantener en vilo al lector e incluso crean en él sentimientos de desazón y zozobra.
Es la historia de Martín quien se enamora de Soraya, una mujer casada, y mantiene con ella una extraña relación de pareja. Soraya se muestra fría, distante y difícilmente accesible. La falta de compromiso, las ausencias, van creando en Martín un desasosiego, un vacío y una inquietud que anima al lector a hacerse preguntas sobre una casuística de posibles desenlaces narrativos por el desarrollo paulatino de su estado emocional.
Por otro lado, Caballero Bello, retorna a un recurso que ya utiliza en su primera novela: presentar y desarrollar personajes satélites que ayudan a entender el contexto, y a completar y comprender el carácter de los protagonistas. Sin grandes alardes lingüísticos, pero con un léxico culto, cuidado y preciso Fernando Caballero, muestra su preocupación por el lenguaje con un adecuado uso tanto en la parte narrativa como en los diálogos de los protagonistas.