No es noticia que Manuel Jesús ‘El Cid’ haya sido durante mucho tiempo la mejor izquierda, taurina, se entiende, de España. Tampoco que con la tizona era un desastre que le cerró muchas importantes salidas a hombros. Fiel a sí mismo, el sevillano reeditó en Albacete la excelencia del toreo al natural, superior al resto de lo que se ha visto en el abono, sí. Mas tampoco faltó a su cita desastrosa con el estoque, lo que le impidió abrir la Puerta Grande. Con una corrida de La Quinta justa de trapío, casta y fuerza, a excepción del último -premiado como el cuarto, este de manera excesiva, con vuelta al ruedo-, Emilio de Justo también marró a espadas y Daniel Luque pasó por allí.
En conjunto, salvo el chafarrinón a la hora de despenar a su segundo, la imagen de El Cid es distinta a la de los pegapases actuales que dominan el escalafón. Festoneó poso y reposo, demostró una difícil facilidad plena de naturalidad, de expresión artística, siempre encajado, siempre vertical. Total que bordó su toreo con la zurda y caló hondo en el público con muletazos de profundidad oceánica y el lujo del desmayo en varios de ellos.
Eso sí, es menester y necesario denunciar también que Manuel Jesús se ha apuntado igualmente a la posmodernidad del escaso ajuste y exceso de pico, lo que devalúa su clasicismo. No obstante, se lució al natural en ambos, sin bajar la nota en el toreo en redondo y los de pecho. Sin olvidar que de similar guisa se lució con el percal en lentas y bellas verónicas ante ambos.
Faltó emoción por la catadura nobilísima de su enemigo -como en general del encierro-, que en ocasiones más parecía del encaste Domecq en vez del santacolomeño por su excesiva obediencia. Tras cortar una oreja de peso en su primero, El Cid, fiel a su historial, se insiste, falló a la hora de matar al otro con el que se habría ganado el doble trofeo.
Ya en línea más posmoderna y aún más ventajista también Emilio de Justo dibujó cadenciosos naturales a su primero, que iba y venía sin más. Con mayor interés se vivió su labor en el último, único animal con algo más de fuerza y sobre todo de una casta que a veces le desbordó. Pero el extremeño no quiso ser menos que El Cid y su pésima actuación con las armas toricidas le dejó sin trofeos. No apareció casi pero es cierto que un apático Daniel Luque hizo el paseíllo, mas con el lote más inválido, no se dio coba y se los quitó de encima rápido.
FICHA
Toros de LA QUINTA, muy justos de presencia en general, nobles y flojos, con 6º encastado. 4º y 6º premiados con vuelta al ruedo. EL CID: oreja; vuelta tras aviso. DANIEL LUQUE: silencio en ambos. EMILIO DE JUSTO: ovación; palmas tras aviso. Plaza de Albacete, 16 de septiembre. 9ª de Feria. Dos tercios de entrada.
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