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El CSIC participa en un proyecto para desarrollar sangre artificial
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(Foto: Twitter MadridDonaSangre)

El CSIC participa en un proyecto para desarrollar sangre artificial

miércoles 18 de enero de 2023, 13:31h

Uno de los retos que afronta la ciencia y la tecnología es la creación de sangre artificial. Sería un gran paso en el campo de la medicina y permitiría multitud de aplicaciones, pues en la actualidad la sangre todavía no ha encontrado un sustituto artificial.

Aunque este problema podría tener los días contados y cada vez se está más cerca de lograr un sustituto a la altura que permita salvar vidas.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) participa en un proyecto europeo que desarrollará una tecnología, escalable y a demanda, para obtener un sustituto artificial de la sangre, mediante el diseño de glóbulos rojos sintéticos.

“Los eritrocitos sintéticos reproducirán las características fundamentales de los naturales, imitando su citoesqueleto, su asimetría lipídica, proteínas funcionales y su respuesta al entorno”, ha explicado la investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB) Arántzazu González-Campo.

Se salvarán millones de vidas

El proyecto SynEry (acrónimo de Bottom-up reconstruction of a Synthetic Erythrocyte) quiere abordar el problema del insuficiente suministro de sangre y los elevados riesgos de infecciones transmitidas por transfusiones en regiones poco desarrolladas y en escenarios de catástrofes naturales, pandemias o conflictos bélicos.

Los resultados allanarán el camino hacia la síntesis de células sanguíneas artificiales. El objetivo a largo plazo es desarrollar un sustituto eficaz y universal de la sangre, que pueda producirse de forma rentable en instalaciones de fabricación farmacéutica, y que permita solventar la necesidad médica de transfusiones sanguíneas seguras.

No obstante, la visión y aplicabilidad a largo plazo de esta sangre artificial van mucho más allá de las transfusiones, ya que los eritrocitos sintéticos podrían ser una plataforma para administrar fármacos.

“La tecnología desarrollada en el proyecto”, explica González-Campo, “podría abrir el camino para construir otras células terapéuticas artificiales, como células T. Asimismo, el hecho de desarrollar sistemas con una excelente biocompatibilidad y con facilidad de transportar diferentes biomoléculas y fármacos permite crear una tecnología multifuncional y avanzar en campos como la administración de fármacos o la terapia celular”.

El papel del CSIC

Arántzazu González-Campo participa en el proyecto como investigadora principal. También participan Chiara Distefano, como investigadora predoctoral, y Sara Battista, como investigadora postdoctoral. Todas ellas forman parte del grupo de investigación FunNanoSurf, del ICMAB.

El papel del ICMAB en el proyecto es trabajar en la biofuncionalización y caracterización de nanopartículas para mimetizar y ayudar a la formación de eritrocitos sintéticos. Además de la (bio)funcionalización, el control de su ensamblaje y desensamblaje controlado será importante para el proyecto.

Los objetivos del proyecto serán abordados por un consorcio interdisciplinar que combina conocimientos en diferentes áreas, como la microfluídica, la (bio)nanotecnología y los modelos de ensayo in vivo.

El proyecto, liderado por la Universidad UK Leuven (Bélgica), está financiado por el Consejo Europeo de Innovación (EIC), en el marco del programa de investigación e innovación de la Unión Europea, Horizonte Europa-EIC Pathfinder. Cuenta con un presupuesto total de 3,2 millones de euros para cuatro años, y finalizará en marzo de 2026.

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